Basado en conversaciones telefónicas interceptadas previa orden judicial, el Ministerio Público Militar llegó a la conclusión de que tanto el general retirado Ramón Benigno Guillén Dávila, como el capitán activo Tomás Ramón Guillén Kodinsky, presuntamente planeaban el asesinato del presidente Hugo Chávez.
"En dichas intercepciones se pudo corroborar la intención y ánimo por parte del imputado Guillén Dávila en atentar contra la integridad física del ciudadano presidente Hugo Chávez, haciendo referencia textual que la única forma que existe para salir del primer mandatario nacional es `...desaparecer a ese carajo’ o `...hay que volarlo’, y donde igualmente se menciona que se están haciendo reuniones para tal fin", asegura el documento de Fiscalía Militar.
En iguales términos habría conversado vía telefónica el capitán Guillén Kodinsky, miembro del Grupo de Acciones de Comando de la Guardia Nacional de Platanillal (Ama), con su esposa Syndry Avellán, dice la acusación.
Las intercepciones telefónicas acordadas por el Tribunal Militar 1° de Control de Caracas, duraron 30 días.
El presunto magnicidio contra Chávez lo cometerían con una subametralladora de asalto, marca Walther MP, modelo Kurtz, calibre 9 mm que encontró la DIM en la residencia del general Guillén Dávila, refiere el documento de Fiscalía.
Esta subametralladora con sus 25 cartuchos fue llevada a la sala de evidencias de la Fiscalía Militar Superior de Caracas, detalla el escrito.
Pese a que el Ministerio Público Militar detalló los pormenores del presunto magnicidio, el fiscal asignado al caso no solicitó el enjuiciamiento de Guillén Dávila y Guillén Kodinsky por el delito de homicidio calificado en grado de frustración.
Ambos militares, presos en la Dirección de Inteligencia Militar, esperan juicio por los presuntos delitos de instigación a la rebelión y contra el decoro militar. REGRESAR |