Un país en crisis económica, con una inflación que posiblemente supere 50% en 2013 y que acumula en el último lustro tres devaluaciones, podría ser poco susceptible a arengas antiimperiales, sobre todo en fechas preelectorales.¿Sera susceptible a un bloqueo a Twitter? Parece que sí. Si la propuesta del presidente Nicolas Maduro coge fuerza, su Gobierno podría cometer un error garrafal. Amparado en una supuesta conspiración de la red social y el imperialismo contra la cuenta @Nicolasmaduro, que perdió cerca de 6 mil seguidores en un día, se esconde una acción preocupante: bloquear las redes sociales.China, Iran y Corea del Norte son naciones que tienen una destacada experiencia en este tipo de bloqueos. Son, a la vez, sociedades reprimidas por sus gobiernos que no aceptan la disidencia. Levantar una propuesta en el marco de la Unasur para que la región esté libre de 'redes sociales imperialistas' es por tanto absurda y poco impacto tendra en la región. Argentina y Brasil, países con peso estratégico en la Unión, son líderes globales en redes sociales. Argentina sustenta el liderato regional y Brasil acepta, feliz, jugosas inversiones de estas compañías, que ven en el mercado brasileño una enorme oportunidad de negocio.La propuesta, ademas de ser inviable en lo económico y lo político, también exhibe una dramatica dosis de autoritarismo. Bloquear Twitter, una tribuna pública donde mas de 5 millones de venezolanos se expresa, es simplemente una acción desesperada que no entiende la disidencia y la crítica, muchas veces escatológica, que abunda en las redes sociales.Pero así como el presidente Maduro fue víctima de un ataque, otros personajes de la vida pública nacional, abiertamente críticos al Gobierno, los han sufrido. No han culpado a Twitter ni a la NSA ni a ninguna otra organización de inteligencia norteamericana o israelí. Saben que son hackers, fanaticos o mercenarios que han saboteado sus cuentas.Si la poco estratégica propuesta del presidente Maduro toma forma y prosigue, probablemente en el marco de las naciones Alba, el Gobierno debe ser responsable del costo político que dicha acción traería, y sobre todo de las violaciones a los derechos de los venezolanos de disfrutar de los servicios sociales que mejor les plazcan.Una Intranet. La inquietud del presidente Maduro sobre una red social antiimperial, que le permita a los voceros del Gobierno comunicarse, es sorprendente. ¿No existen ya esos servicios? ¿El Gobierno venezolano maneja su inteligencia a través de Twitter? Impensable, imposible.Las tecnologías existen y Venezuela las tiene. Suponer entonces que el bloqueo a Twitter o Facebook sea una solución para evitar el espionaje o el 'saboteo' es excusa y barata. Podemos creer que la intención de llevar una propuesta de estas magnitudes en el marco de la Unasur se anima por las posturas que Brasil, el líder de la región, ha tenido frente al espionaje norteamericano y la ley de ciberseguridad que la nación amazónica adelanta y podría tener lista este mismo año. Pero esta ley no tiene nada que ver con las redes sociales. No le prohibiran a los 200 millones de brasileños el uso de Twitter o Facebook. Simplemente manejaran un servicio distinto, manejado por el Gobierno brasileño. Es decir, seran los ciudadanos quienes decidan quién debe tener acceso a su información: si Twitter, Facebook, Google o el Estado brasileño.Quizas una acción de este tipo podría ser la que finalmente replique el Gobierno venezolano. Sin embargo, en una sociedad muy golpeada por su dramatica pérdida de poder de poder adquisitivo y una inflación galopante, y que se prepara para una elección, difícilmente apoye acciones que no se identifican con la resolución de sus problemas tangibles.Probablemente tome este tipo de acciones como una acción represiva que impida el desahogo. ¿Espada de Damocles?
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