La cuestión es más simple de lo que parece: que los arquitectos (y urbanistas) amigos del Führero cercanos al régimen despierten y hagan valer su amistad y sus cercanías para que la dictadura no siga haciendo, pura y simplemente, lo que le da la gana. Este no es un tema para que algún iluminado de la arquitectura venezolana sorprenda con ideas geniales que no lo son tanto. O de que los arquitectos venezolanos vayamos en vigilia con velas prendidas ante la vivienda del Gran Líder para pedirle que luego de despertar "autorice" a que La Carlota no sea pasto de la necedad.
Se trata de recuperar la dignidad democrática: La Carlota tiene que pensarse en función de la ciudad y no de los planes improvisados de una dependencia de gobierno. Tiene que discutirse un Plan Maestro, aprobarse con la venia de todos los ciudadanos.
Y yo le pregunto a esos arquitectos amigos y cercanos del Olimpo si van a seguir silenciosos, discretos, pensando en que tal vez harán alguna obra importante para la posteridad, antes de decir con claridad lo que todos ellos, como profesionales reputados y respetables saben: La Carlota es clave para Caracas.
Pregunto a Farruco Sesto, Jorge Castillo, Fruto Vivas, José Miguel Menéndez, Carlos Pou, Giberto Rodríguez, Lucas Pou, Fabiola Velasco, Elisenda Vila, Enrique Vila, Juan Pedro Posani, Raul Grioni...
y muchos más que se me olvidan, que se expresen de manera clara en relación a La Carlota.
Yo sé muy bien que al régimen le importará poco lo que diga cualquiera que esté en la oposición política. Dirá que es un juguete del imperio, que es instrumento desestabilizador, que habla sesgadamente.
Pero si se expresan claramente, acaso en conjunto, los que acabo de nombrar al hilo de la simple memoria, a lo mejor entrará en razón.
Y nuestro inmenso comandante despertará un día y, respondiendo a la comunicación del altísimo recibida en el sueño dirá: discútase sobre La Carlota.
Y todos los arquitectos y ciudadanos de Caracas seremos felices.
Y los que he nombrado descansarán pensando en que respondieron a su deber.
Alabado sea el Señor. REGRESAR |