|
|
David Gregorio, de 40 años de edad, nunca antes vivió una situación tan dura para el desempeño de su profesión como ahora, cuando tiene que recorrer los establecimientos proveedores de los productos e insumos necesarios para atender a sus clientes. “Faltan muchas cosas y lo que consigues sube constantemente de precio”, dijo el estilista que tiene 25 años de experiencia.
Sus estudios profesionales los realizó en Loreal y Styk de Venezuela y ahora dicta cursos en la Casa del Lápiz de la Fundación Arturo Uslar Pietri a muchachas y muchachos de escasos recursos para que tengan un oficio y mejoren su calidad de vida. También tiene su propio establecimiento en San Martín.
“La escasez de productos ha afectado el oficio del que viven miles de personas que trabajan en locales comerciales y en sus hogares”, señaló Gregorio. Agregó que es difícil cuantificar el número exacto de profesionales de la belleza, pero como ejemplo citó la redomita de La Vega, donde hay una peluquería al lado de otra.
“La peluquería, barbería, manicura y maquillaje son oficios ideales para una persona que desea instalarse por cuenta propia”, expresó. Pero ha disminuido la frecuencia, especialmente mujeres, de asistencia a los salones de belleza debido a la pérdida del poder adquisitivo que obliga a gastar más en comida, salud, educación y transporte, entre otras prioridades.
“Conseguir los materiales y productos es toda una odisea y, además, los racionan. Hemos llegado al punto de que los distribuidores venden solo un litro de champú por persona”, afirmó el estilista. Y esa cantidad da para menos de una semana con pocos clientes.
La misma situación ocurre con el enjuague para el cabello, que junto con el champú se compra tradicionalmente por galón, pero según los distribuidores no lo ofrecen porque las fábricas no tienen envases. El tinte de pelo en los cinco grados de color castaño no se consigue y tampoco el negro... REGRESAR |
*** noticias no disponibles *** |
|