La ministra para el Servicio Penitenciario, Iris Varela, chilla cada vez que le tocan su punto débil: su trasnochada revolución. No solo chilla, sino que sale en una ardorosa y patética defensa de lo que considera un gran gobierno. Obviamente, para defenderlo tiene que recurrir a mentiras y nunca ha mostrado el menor recato al hacerlo.... REGRESAR |