|
|
Con motivo de la disputa entre Pdvsa y Exxon hay quienes piensan que por tratarse de una agresión del imperio no se debe mencionar la situación operativa y financiera de nuestra industria petrolera. Otros se aprovechan del momento crítico de Pdvsa y lucen como si fuesen funcionarios de Exxon. La verdad hay que decirla, y la realidad es que Pdvsa viene atravesando un trance difícil. Sus cifras de producción anual no las cree nadie, al punto que, según el BCV, el producto interno petrolero tiene diez trimestres consecutivos de caída o estancamiento, a pesar de que Rafael Ramírez habla de un aumento de la producción. Todavía más, en 2007, de acuerdo con el BCV, el producto petrolero cayó 5,3%, cifra incontrovertible que desnuda la realidad de nuestra industria. Lo cierto es que Pdvsa pasó de producir más de tres millones de barriles de petróleo a menos de dos millones y medio, y lo más grave de todo es que entre 2005 y 2006 sus costos operativos aumentaron de US$ 51.000 millones a más de US$ 60.000 millones, al tiempo que la nómina saltó de 32.000 trabajadores en 2005 a 44.000 en 2006.
Esto no lo puede explicar nadie razonablemente, el caso de una empresa que produce menos gastó más mientras que emplea más personas.
Por si lo anterior no bastara, Pdvsa está endeudada hasta los tuétanos: en tanto que en 1998 su deuda era alrededor de US$ 5.000 millones, la misma saltó a US$ 16.006 millones en 2007, sin contabilizar los pasivos laborales por más de US$ 7.000 millones y lo que tendrá que pagar por compensaciones a las compañías demandantes.
Pdvsa está cambiando las reservas petroleras por efectivo con clientes chinos. Es una empresa donde se está invirtiendo muy poco, al punto que en 2006 el gasto asistencial excedió al de exploración y producción de petróleo. Ello ha ocurrido porque con un Estado quebrado institucionalmente, el presidente Chávez optó por hacer de Pdvsa el ministerio de la asistencia social, ministerio de educación y al mismo tiempo vendedor de leche, caraotas y verduras, a través de Pdval.
Mientras esto ocurre, la empresa ha abandonado su misión y se ha concentrado en el activismo politiquero, su nómina está hinchada de una burocracia ineficiente y campea el nepotismo, el tráfico de influencias, la segregación política, el financiamiento a actividades partidistas y, consecuentemente, la corrupción. Deseamos que en el arbitraje con Exxon salgan favorecidos los intereses nacionales, pero ello no puede ni debe tapar el lamentable estado operativo y financiero de nuestra industria.
Llegó la hora de hacer el balance de Pdvsa sin que surja la descalificación como argumento. REGRESAR |
*** noticias no disponibles *** |
|