El jueves, viernes y sábado pasados, el diario Últimas Noticias destacó en primera página fotografías de invasiones en La Rinconada, El Ávila y en el Parque Universal de la Paz. Impactante.
Es un alerta constructivo sobre la muestra más contundente de la carencia de un enfoque y una política eficaz de desarrollo urbano y vivienda. Esperemos que esta iniciativa de ÚN aporte para rectificar y reimpulsar una nueva estrategia urbana y habitacional. Es hora de cambios radicales en este tema –sí, radicales– para entender por qué a pesar de los esfuerzos, recursos y prioridad que el Presidente le da a la vivienda, todavía la política aplicada es curativa y descuida lo preventivo. Es decir, se va detrás del problema, resolviendo emergencias, damnificados, sustituyendo viviendas precarias y dotando de servicios insuficientes, costosos y conflictivos a zonas invadidas.
Eso también hay que hacerlo.
Cierto. Es indispensable atender a las familias que viven en pobreza. Pero la clave está en entender que la capacidad de atención es menor que la demanda de necesidades. Por lo tanto, esa brecha la satisface la población tomando el cielo por asalto, perdón, construyendo los mal llamados ranchos donde puedan, pero cerca de fuentes de empleo, servicios, equipamientos, como son las zonas alrededores de las ciudades.
Anualmente, se invaden terrenos en el país equivalentes al área que ocupan ciudades como Barcelona-Puerto La Cruz o como Ciudad Guayana. Consecuencia de anteojito: el Gobierno pone todo para resolver el problema, pero al no satisfacer la creciente demanda, hay nuevas invasiones urbanas precarias, a las cuales nuevamente hay que atender.
Espiral viciosa. ¿Qué pasa? 'Sacamos el agua del sótano, pero no resolvemos la fuente que lo inunda'. Esta página ha sostenido que la prioridad es la producción masiva de tierra urbanizada y apoyar a la gente para las viviendas. Ni se prueba que estamos equivocados ni se asume una opción mejor. Se repiten las fracasadas, hartamente demostradas, políticas del pasado.
Es inconcebible que se ignore el llamado de quienes, dentro del proceso, piden a gritos que paren el rumbo actual en vivienda, porque la nave se encamina al vacío. La vivienda es un problema demasiado serio para creer que es un asunto de construir casas. La gente siempre resolverá, a su manera y dentro de sus limitaciones, la incapacidad de respuesta oficial. Pero también puede ser que decida cambiar de Gobierno. La vivienda es una necesidad muy sensible que da para eso y más.
¿Será que hay quienes no se han dado cuenta o eso es lo que quieren? ¿Se conoce el alto costo social, económico y físico que significa el desarrollo y crecimiento de las ciudades bajo la lógica de las invasiones espontáneas? Pues es el momento de averiguarlo y de actuar con valentía, premura, eficacia y delante del problema. REGRESAR |