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En las letras, en la docencia, en la gerencia cultural y en otros caminos bifurcados, Óscar Sambrano Urdaneta ha recorrido el trecho suficiente como para hacerle varias entrevistas de personalidad. Pero no es mezquino cuando se le pide opinión sobre acontecimientos que van más allá de lo autoreferencial.

Es de hablar pausado, pero de respuesta que, luego de la reflexión, no espera a la hora de analizar el panorama de las políticas culturales del país a través de una noticia de data reciente: la supresión y liquidación del Consejo Nacional de la Cultura, dispuesta en el decreto 6042, que apareció publicado en Gaceta Oficial N° 38928 el 12 de mayo.

Sambrano Urdaneta, presidente de la Academia Venezolana de la Lengua, estuvo a cargo del Conac desde el año 1994 hasta febrero de 1999.

Conoce su historia y sus alcances y también sus fallas.

Conoce el trabajo que hasta hace pocos días hacían quienes laboraban en esta institución, con quienes se manifiesta abiertamente solidario.

Aunque considera que la supresión del Conac es una medida acertada, no comparte los motivos esgrimidos para hacerlo y no estaría de acuerdo con la liquidación injusta del personal. De este decreto queda mucha tela que cortar y las palabras de Sambrano son tijeras.

–¿Por qué considera que la medida de supresión del Conac es acertada?
–Es una medida acertada en términos administrativos.

Puedo explicar por qué con un repaso muy breve del largo y lento camino para llegar al Ministerio de la Cultura.

Ese camino comenzó en la década de los años sesenta, cuando se creó el Instituto de Cultura y Bellas Artes. Era un instituto que dependía del Ministerio de Educación, por lo que fue un avance de poca significación, más bien entre amargo y dulce. Estábamos en esta situación cuando, durante el gobierno de Luis Herrera Campíns, se creó el Consejo Nacional de la Cultura (Conac), un instituto autónomo con un nombre más justo que estaba adscrito no a un ministerio, sino a la Presidencia de la República y, por lo tanto, tenía mayor rango. En ese momento histórico se creó el Ministerio de Estado para la Cultura, pero éste no tenía presencia en el gabinete y convivió de forma paralela con el Conac en manos distintas. Este paralelismo no tenía ningún sentido.

Desapareció el ministerio y quedó el Conac. El gobierno de Hugo Chávez decidió, con acierto, hacer algo que hacía mucho tiempo la cultura estaba esperando y es que se creara un ministerio para que la cultura tuviera presencia en el gabinete. La dualidad que había entre el Ministerio de la Cultura y el Conac tuvo sentido en un tiempo, pero ya es natural que el ministerio absorba las funciones del Conac.

–Entre los motivos del decreto de supresión del Conac se señala que esta institución sólo atendía 'élites locales' –Estoy en desacuerdo con eso. Se trata de una acusación política de poca monta. Es muy fácil decir hoy, cuando hay una política populista no siempre sincera sino demagógica, que el Conac era elitesco, pero ¿cómo era elitesca una institución que repartía lo poco que le daban de presupuesto entre organismos como ateneos, por ejemplo, nacidos justamente en las comunidades? ¿Cómo se puede llamar elitesca a una institución que entregaba los premios nacionales a aquél que tuviera mérito, cualquiera que fuera su posición política? Y en estos premios, junto con el gran poeta estaba el artesano.

¿Es elitesco un gran músico, un gran pintor, un gran escultor, un gran dramaturgo, un gran artesano? Sí, claro que lo son, si por élite entendemos aquellos que representan los más excelsos talentos de una comunidad.

–En el decreto también se indica que el Conac 'impidió el acceso de las mayorías populares a los bienes y servicios culturales universales' –En el tiempo en el que estuve a cargo jamás hubo nadie al que se le cerraran las puertas del Conac. Hay que reconocer que durante un tiempo, y yo luché para solucionar esta situación, quienes querían administrar el escaso presupuesto destinado a la cultura eran representantes del Congreso de la República.

Los dirigentes de los partidos consideraban que ellos tenían el derecho a darle a su militancia esos recursos. Yo traté de poner orden en la casa haciendo un censo de cuál era la realidad de los organismos que en el país recibían el presupuesto. Sin embargo, el Conac fue a todos los estados de Venezuela a fundar las comisiones de enlace, que las formaba la gente del lugar. Con ellas aspirábamos conocer y generar políticas para atender las necesidades particulares de cada región. Eso no tenía nada que ver con élites. Lo que ocurre es que se acuñan ciertos lugares comunes que son propios de los que actúan políticamente. Yo no comparto ideas, que a mí me parecen falacias. La cultura no es popular ni elitesca, la cultura es una sola. Ese empeño de dividir es absurdo y político. Lo que sucede es que la cultura tiene diversas manifestaciones y todas ellas son válidas y significativas. Un presupuesto de la cultura no puede ser sólo para una manifestación de la cultura. ¿Y las otras, las que hacen también otros venezolanos?
–¿Cuál cree usted que es el interés tras la promoción de esta división en la cultura? –Hablar de cultura elitesca y cultura popular corresponde a una política general de este proceso. Es un eco de lo que hace el Presidente de la República, que ha dividido el país en escuálidos y chavistas. Hay una frase muy vieja que dice 'divide y vencerás'. Aquí se ha propuesto una guerra de clases en un país que no conoció eso sino en tiempos de la Federación. Desde entonces, nadie habló de tanto ensañamiento de unos contra otros como el actual gobierno.

–También se señala en el texto que es ahora la Misión Cultura la que tiene 'la tarea de darle respuestas a las necesidades de activación de la cultura en comunidad'. Los trabajadores del Conac indican que eso es, precisamente, lo que ha venido haciendo esta institución. –Me parece que se trata de un cambio de nombre. En vez de ser Conac será ahora Misión Cultura. Venezuela es, además de un país portátil como lo definió Adriano González León, un país nominal en el que a todo se le pone un nombre bonito. ¿Has visto un nombre más bonito que el de Seguro Social Obligatorio? Sin embargo, cuando ves, lo que se encuentra es unas serie enorme de problemas que no hacen honor a esa denominación.

–Los trabajadores del Conac temen quedarse sin empleo. De hecho, denunciaron que la junta liquidadora del instituto ha manifestado que no habrá traslados a otras plataformas del ministerio. –Sería injusto que estos trabajadores no fueran asumidos por el Ministerio de la Cultura. Este personal no tiene por qué ser atropellado en ningún sentido. Que pasen a retiro es una forma injusta de pagarles a los que han dado todos estos años a la cultura. Precisamente en un ministerio como el de Cultura, que no está pecando en términos de presupuesto, sería muy lastimoso que no pudieran absorber a estos empleados.



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Fecha publicada: 26/05/2008
Fuente: El Nacional
Tema: cultura
Tags: Crisis de la Vivienda en Venezuela


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