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Los vendedores de armas de Rusia deben estar frotándose las manos con la visita que acaba de realizar el presidente Hugo Chávez a ese país. Rusia heredó de la antigua Unión Soviética una capacidad bélica que, aunque desfasada tecnológicamente, todavía conserva poder e influencia en el mundo para cautivar a compradores con suficientes recursos financieros como los que hoy tiene Venezuela.
Según información proveniente de Moscú y posteriormente desmentida por el Gobierno, Venezuela estaría interesada en comprar armamento para modernizar su Fuerza Armada por un monto de 30 mil millones de dólares en cinco años. Si esa demanda de equipos militares se concreta, el país estaría gastando un promedio de seis mil millones de dólares anuales. Esta es una cifra astronómica, comparada con lo que en 2006 gastó Venezuela en salud pública. Según los datos del Ministerio de Finanzas, la última información disponible, correspondiente a 2006, muestra que Venezuela destinó tres mil 453 millones de dólares a la salud, cifra significativamente inferior a lo que se tiene previsto erogar en dotación militar.
En un país como Venezuela, que no tiene conflictos armados con sus vecinos ni amenazas latentes, no se justifica semejante compra de bienes y artefactos militares, máxime cuando ello demanda mantenimiento, renovación y gastos de manejo y gestión de esos equipos. Una nación como Venezuela, donde los hospitales públicos dan lástima y los funcionarios del Gobierno tienen que contar con seguros privados para procurarse la prestación de servicios sanitarios, es un crimen destinar semejante suma de dinero a equipos bélicos, un país que se declara amante de la paz internacional y que además dice promoverla.
Igualmente, se observa con mucha preocupación un destino dispendioso de fondos públicos para ayuda internacional, con lo cual se desatienden las necesidades del pueblo venezolano. El reciente anuncio de que Pdvsa va a invertir ocho mil millones de dólares en refinerías en Cuba, que no produce petróleo, es otro ejemplo del derroche de los ingresos petroleros de Venezuela en proyectos fracasados. Hay que volcar esos recursos traspasados al exterior a la resolución de los problemas sociales de los venezolanos y la ayuda a los países más pobres debe realizarse con más cautela y menos propaganda para que se vea que es un gesto sincero y no manipulación política. Presidente Chávez, no regale lo que no es suyo. REGRESAR |
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