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| En la causa que investiga el juez Daniel Petrone hay tres prófugos, ningún procesado, y cientos de secretos. Días antes del inicio de la feria judicial, el ex chofer de Claudio Uberti dijo durante una declaración testimonial que su jefe le ordenó que esperase que se terminara de contar el dinero para trasladar al valijero al hotel Sofitel. Eduardo Ricci esperó en el auto hasta que los funcionarios de la Aduana y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) terminaron de contar el último billete de los 800 mil dólares que esa madrugada había intentado ingresar ilegalmente al país Guido Alejandro Antonini Wilson. Después debía llevar al el enigmático empresario venezolano-estadounidense hasta el porteño hotel Sofitel. Esa fue la orden que recibió de su jefe: Claudio Uberti, el ex funcionario kirchnerista que es investigado en la causa conocida como Valijagate por el supuesto delito de lavado de dinero. Hoy se cumple un año de aquella madrugada. Al valijero se lo tragó la tierra. La Justicia venezolana pidió su captura internacional por no declarar el dinero que sacó del país, y la Argentina lo acusa de haber intentado una maniobra de lavado de dinero. Se cree que sigue bajo el sol de Miami y que el Buró Federal de Investigaciones (FBI) lo arropa por las noches. Ricci, el principal chofer que tuvo Uberti durante su paso como director del Organo de Control de Concesiones Viales (OCCOVI), había llegado al aeropuerto porteño Jorge Newbery entes de las 2.30 de la madrugada del 4 de agosto de 2007. El chofer nunca se imaginó que iba a esperar tanto. 'El Gordo' Antonini había sido descubierto por un supuesto acto de azar de María Lujan Pelpuk, una joven integrante de la PSA. El lujoso avión Citation 10 que traía al valijero había sido contratado por la estatal argentina Enarsa. El resto del pasaje se completaba con el titular de Enarsa, Exequiel Espinosa; la joven asistente de Uberti, Victoria Bereziuk; Nelly Cardozo, asesora jurídica de la gigantesca petrolera chavista PDVSA; la representante de PDVSA en Uruguay, Ruth Behrends Ramírez y Daniel Uzcátegui Specht. El jefe de la comitiva era Uberti, en aquel momento encargado de los negocios energéticos con Venezuela. Después del sorpresivo descubrimiento de la millonaria valija, todos los desaparecieron. Uberti decidió irse con otro chofer y Ricci se quedó cumpliendo la misión de custodiar a Antonini Wilson y a Daniel Uzcátegui Specht, hijo del ex titular de PDVSA en Argentina Diego Uzcátegui Matheus, y de llevarlos al hotel Sofitel. El ex titular del Occovi jamás dijo a la Justicia que los traslados de sus dos invitados estaban a su cargo, y menos que ordenó a su chofer de máxima confianza que espere al valijero hasta que termine el engorroso trámite que implicó el decomiso de los 800 mil dólares. Lo único que había dicho es que su chofer lo trasladó a su domicilio. Ricci prestó declaración testimonial días antes del inicio de la feria judicial de invierno, allí fue cuando contó que su ex jefe le había ordenado esperar a Antonini en la puerta de la Estación Sur del Aeroparque. Un mes fantasma Una fuente allegada al expediente cree que el pedido a Ricci no fue casual. El 30 de mayo de 2007, minutos antes de las 17.30, un tal Guillermo Antonini ingresó a la sede del OCCOVI. Así figura en el libro de acceso que tiene la guardia del organismo que comparte el edificio junto al Ministerio de Planificación que comanda Julio De Vido. El desconocido hombre 'de acento caribeño' no ingresó solo, la persona que lo acompañaba era la misma que lo autorizó a ingresar: Eduardo Ricci, el chofer y a veces secretario de Uberti. Los investigadores creen que Guillermo Antonini no era otra persona más que la que tres meses después trajo la valija repleta de dólares. 'Casualmente el padre de Wilson se llama Guillermo', agregó una fuente con acceso diario al despacho del juez en lo Penal Económico que lleva adelante la causa, Daniel Petrone. En el expediente hay otros indicios que apuntan sobre mayo de 2007. Uno de ellos es la propia declaración de la secretaria y acompañante de viajes de Uberti, Victoria Bereziuk. La joven asistente admitió en la Justicia que Wilson había intentado mantener una entrevista con el director del Occovi meses antes del episodio de la valija, aunque no recodó cuáles fueron los motivos que lo llevaron a pedir la supuesta audiencia. Otro dato más reciente también indica que la relación entre 'El Gordo' Antonini y el ex funcionario de la gestión de Néstor Kirchner, habría sido de larga data. En el único escrito que presentaron los Uzcátegui en la Justicia, Daniel aseguró que Uberti conoció al valijero a fines de mayo del año pasado. También dijo que fue él mismo quien se lo presentó durante una reunión que se realizó en el hotel Sofitel de Buenos Aires. Una serie de informes realizados por empresas prestadoras de servicios telefónicos sería la clave para destapar las reuniones de mayo de 2007 y comprobarían la aceitada relación entre el valijero y Uberti. Los investigadores aún no reconstruyeron ni cruzaron las llamadas de esos documentos. En Estados Unidos, el fiscal de Miami Thomas Mulvihill cree que el dinero iba a ser destinado a la campaña electoral de la actual presidenta: Cristina Fernández de Kirchner. En la causa que se investiga en la Argentina hay tres prófugos, ningún procesado, y muchos secretos. Negocios K con Chávez En febrero de 2005 Hugo Chávez inauguró la primera estación de servicio de PDVSA-Enarsa y prometió una inversión de 1.500 millones de dólares para llegar a 600. Hoy son sólo dos las que existen y en breve pasarán a ser propiedad exclusiva de la petrolera venezolana. El 6 de agosto de 2007, día en que Antonini Wilson -el protagonista del valijagate- visitó la Casa Rosada según afirmaron testigos, Chávez y el ex presidente Néstor Kirchner firmaron un acuerdo para la construcción de una planta de regasificación que está en proceso licitatorio. En 2005, Venezuela adquirió bonos Boden por US$ 1.500 millones. Al año siguiente, la suma total de bonos argentinos en poder de la república bolivariana superó los US$2.800 millones. El año pasado, fueron otros US$2 mil millones los que se agregaron al total, con tazas de alrededor del 10,6%. En mayo de este año, otros US$1.000 fueron comprados por el gobierno de Chávez, a tasas que rayaron el 14%. A pesar de los contactos iniciados desde Buenos Aires para intentar preservar la siderúrgica Sidor en manos de la argentina Techint, que detentaba el 60% del paquete accionario, el gobierno de Chávez firmó el decreto de nacionalización de la empresa y ahora discute con sus antiguos dueños el monto a pagar por las acciones expropiadas REGRESAR |
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