El 16 de diciembre de 2007, superada la resaca de la contienda por la reforma constitucional, asumida la derrota por parte del Gobierno y con el fantasma de la Ley Habilitante merodeando por los corredores, el diputado del oficialismo Carlos Escarrá -en una entrevista para el El Nacional- admitió que los principales atractivos con los que se vendió la reforma de la carta magna no necesitaban tal aparataje para implantarse.
Dijo Escarrá que beneficios como los fondos sociales para los trabajadores independientes y la reducción de la jornada laboral habrían podido garantizarse a los venezolanos sin necesidad de una reforma constitucional.
Tres días antes, el también diputado Darío Vivas, presidente de la Comisión de Participación Ciudadana, había adelantado que la Asamblea Nacional pretendía retomar la transformación de leyes para lograr los cambios anteriormente mencionados, además de otros que reforzaban lo que el Gobierno llama 'democracia protagónica'.
Terminó el plazo de la tercera Ley Habilitante que ha tenido el presidente Hugo Chávez sobre su escritorio y aquellos beneficios -los mejor publicitados en la campaña del 2D- que habrían podido ser incorporados, se desdibujaron de las prioridades legales del Gobierno. El instrumento relativo al sistema de seguridad social, por ejemplo, pasó a la Asamblea Nacional y se espera que entre en discusión en los próximos períodos legislativos.
'En aquel momento, los 'caramelos' de la reforma estaban puestos para lograr animar una votación. En este caso no es necesario porque no hay un proceso electoral. Vale la pena decir que el corazón de la reforma no está ahí, porque en la práctica la revolución sigue dependiendo de la reelección continua del Presidente', explica Luis Vicente León, director de Datanálisis.
Miguel Ángel Contreras, sociólogo con maestría en planificación social, explica que desde enero de 2007 estaba claro que las dimensiones de la reforma constitucional y de la Habilitante eran distintas y que ambas no se podían vincular. 'Es cierto que estas leyes podían haber entrado en la Habilitante, pero hay un precedente y es que el Gobierno inició recientemente un proceso de conversaciones con empresarios privados e incluir un instrumento como el de la jornada laboral socavaría los acuerdos logrados. Es una visión estratégica', dice Contreras.
Entre las 26 leyes hay algunos sustitutos a lo que se llamó los 'caramelos' de la reforma, pero puede que no sean equiparables en brillo y valor calórico: la posibilidad de que los bancos puedan conceder créditos hipotecarios hasta 100% del valor del inmueble, el reconocimiento de las organizaciones comunitarias como unidades de producción, la intención de simplificar los trámites administrativos, el traslado de los días feriados para incentivar el turismo y la facultad del Gobierno de regular el precio de la comida, son los más contundentes.
'El tema no tiene que ser tan atractivo y Chávez no quiere hacer de esto un problema mediático: no quiere ir a la calle a explicar el contenido de las leyes. De hecho, las sacó en un momento en el que la oposición está ocupada en el debate de las regionales y las inhabilitaciones', expresa León.
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