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En un principio, el gobierno de Hugo Chávez aseguró que la debacle financiera no afectaría al país, pero el desplome de los precios del petróleo -producto de la crisis financiera mundial- lo obligó a reconocer que debe aplicar un plan de austeridad en vista de la desaceleración de la cesta de crudo venezolano, que pasó de 126 dólares el barril el 14 de julio a 81,7 dólares el 10 de octubre; es decir, bajó 35,15%, según cifras del Ministerio de Energía y Petróleo. Es así como las señales que enviaba la realidad económica pusieron en evidencia la primera gran vulnerabilidad de esta nación, que es la falta de diversificación en el sector comercial: sólo se vende oro negro.
La venta de petróleo representa 94% de las exportaciones totales que hace Venezuela, y más de la mitad del presupuesto público de este país se financia a través de la venta de crudo. De Estados Unidos proviene 80% de los productos que se importan, y se financian con 60% de los ingresos petroleros. A esto hay que sumarle que el plan de seguridad alimentaria que ejecuta el Gobierno -cuyo objetivo es lograr que Venezuela se autoabastezca- paradójicamente se ha sustentado en compras en el exterior.
Tomando en consideración las cifras del Banco Central de Venezuela sobre la balanza de pagos, el economista José Guerra calcula que por cada dólar que cae el precio de petróleo el país deja de percibir 960 millones de dólares. Para cubrir sus necesidades, la nación necesita un mínimo de 35 millardos de dólares, en promedio; pero si el petróleo baja a 70 dólares el barril, las cuentas se descuadran totalmente.
La crisis de liquidez mundial hace que los proveedores de bienes y servicios en el exterior -que no están recibiendo préstamos de los bancos- comiencen a cortar las líneas de crédito a los importadores venezolanos. 'El país tiene un alto promedio de importaciones en rubros muy importantes, tanto de materia prima como de productos terminados, y si se afectan los flujos normales de compras en el exterior Venezuela puede verse afectada', explica el también economista Ángel Alayón.
Esta realidad se agrava por el control de cambio impuesto desde hace casi seis años y que retrasa la asignación de divisas para los importadores, lo que les restará posibilidades para acceder más rápidamente a los mercados internacionales, que ya comienzan a verse restringidos.
Para Petróleos de Venezuela la situación también tiende a complicarse, pues con una restricción del crédito internacional será difícil para la empresa estatal conseguir financiamiento económico en el exterior, requisito fundamental para implementar sus planes de inversión, dada la merma en su producción.
Hasta ahora el Gobierno se había beneficiado del exceso de liquidez mundial, lo que permitía que las emisiones de deuda fuesen apetitosas para un número muy importante de inversionistas.
Sin embargo, la deuda venezolana -tomando como referencia el bono Global 27- se ha desplomado 20 puntos porcentuales, y el PDVbono ha perdido 50 puntos. Será entonces imposible avanzar con nuevas emisiones que permitan a la actual gestión gubernamental financiarse, dado el complicado panorama internacional.
La falta de inversión extranjera en Venezuela, producto del alto riesgo país y de la confrontación política, tendrá un peso mayor entre las consecuencias negativas para la economía. El Consejo de Economía Nacional alertó recientemente que en un ambiente en que se hace evidente la ausencia de mecanismos formales de promoción de inversiones se verá afectado el comportamiento futuro de la oferta interna.
'Este escenario podría generar escasez y la necesidad de racionamiento de productos, si se presentan dificultades para hacer las importaciones necesarias'.
Sobre los recursos excedentarios que Hugo Chávez y su equipo tienen para contrarrestar la crisis poco se sabe, debido a la escasa transparencia en el manejo de las cuentas, explican algunos analistas; pero se calcula que el Gobierno podría funcionar con el ritmo de gasto actual por nueve meses más.
Más allá de anunciar cierta austeridad en el presupuesto de la nación para 2009, el Gobierno no ha tomado medida alguna para equilibrar el efecto de la crisis financiera internacional. REGRESAR |
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