Las propuestas de gestión de las futuras autoridades están copadas por los temas más álgidos y que a algunos suenan ya a clichés. Inseguridad, basura y buhoneros se repiten en el discurso, pero hay otros que no figuran y que, de ser atendidos, podrían ser un aliciente para el ciudadano que sufre las inclemencias de la metrópoli.
La presidenta de la Fundación de la Memoria Urbana, Hannia Gómez, asevera que, durante la campaña, nadie habló del patrimonio. Gómez observa que con la bonanza económica la ciudad está siendo demolida y 'este aspecto debe ser considerado necesariamente'. El deporte es otro tópico poco sonado. 'Hablan de canchas para las comunidades, pero no hay aportes para los atletas de alto rendimiento', apunta la nadadora Michelle Santiago.
En Caracas, el Instituto Nacional del Deporte (IND) colapsó, pues ahí entrenan varias especialidades y no se da abasto; en el Naciones Unidas, de El Paraíso, no hay luz desde hace un mes y, a las 6:00 p.m., el lugar queda inhabilitado para las prácticas.
Si de cultura se trata, los más cercanos al ámbito aseguran que debe ser visto como un servicio público. Aseveran que las alcaldías, casi sin excepciones, les han dado una atención inexistente o nula. Habría que preguntarse cuál será el futuro de los museos creados nominalmente, pero cuya estructura aún no se deja ver; tal es el caso del de Arquitectura, el de las Tradiciones y el de Fotografía, 'todos tan prometidos como esperados', alega el artista plástico Félix Suazo.
El asunto medio ambiental ha sido poco tratado, pues los activistas refieren que a nivel de políticas públicas, no se ha ideado un plan para contrarrestar la contaminación generada por la cantidad de vehículos que hay en la ciudad, por ejemplo. La concienciación a las comunidades para que ejerzan una cultura de colaboración para resolver la problemática de la basura es otro punto vacío.
Niños y adolescentes afirman que han sido excluidos al no generar votos; ellos reclaman que sus necesidades y propuestas sean escuchadas, puesto que representan el 40% de la población (según cifras de la Unicef).
En el otro extremo, los jubilados sienten que han sido tratados como 'ciudadanos de segunda'; reclaman respeto y reivindicaciones sociales para los adultos mayores.
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