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La victoria del candidato de la unidad de los sectores democráticos, Antonio Ledezma, en las elecciones de alcalde metropolitano, abre para nuestro país, por primera vez en 10 años, la posibilidad concreta de evolución hacia el rescate de la democracia, de la ciudad capital de Venezuela y la Gran Caracas. Chávez está llegando al límite de su prolongado imperio político.
Sometida durante una década a una estructura política viciada en el molde de más crudo clientelismo populista, Caracas no conoció durante todo ese tiempo períodos de prosperidad, en lo político, económico y social, tampoco alcanzó a disfrutar de los beneficios de una organización institucional fundada en el efectivo respeto a las libertades públicas y a los derechos individuales.
El predominio hegemónico de Hugo Chávez en Caracas, determinó que los caraqueños vivieran todos estos años con la sensación de que era inconcebible para los municipios que integran el Distrito Metropolitano un destino político que no pasara por las líneas consabidas del populismo chavista. Acaso en ninguna otra región del país logro materializar el chavismo con tanta nitidez su carácter de movimiento con vocación de partido único y su aspiración de movilizar a la sociedad detrás de un personalismo abrumador y excluyente.
La ciudadanía de los municipios Libertador, Sucre, Chacao, Baruta y El Hatillo han concurrido a las urnas y el hecho de que la oposición a Hugo Chávez haya alcanzado el triunfo crea una auspiciosa expectativa en relación a la posibilidad de que la gran Caracas y todo el país comiencen a marchar hacia la conquista definitiva y la reconstrucción integral de sus enmohecidas estructuras políticas.
El nuevo alcalde metropolitano, Antonio Ledezma, se ha comprometido a fondo a conducir al Distrito Metropolitano hacia un destino acorde con los ideales democráticos y republicanos que abrazaron en el pasado tantos estadistas e hijos dilectos de Venezuela.
Resulta alentador que el alcalde metropolitano electo haya convocado a esa tarea a todos los habitantes de la Gran Caracas, sin excepción y que haya dicho que en la etapa que se abre para el país 'no habrá vencedores ni vencidos', en clara alusión a la contienda electoral en que Hugo Chávez acaba de experimentar una histórica derrota.
El triunfo de Ledezma es doblemente valioso porque el candidato del chavismo en el Distrito Metropolitano -al igual que todos los demás candidatos- recibió el apoyo notorio de Chávez, en los distintos momentos de la campaña electoral. Pero más allá de esa circunstancia, corresponde ahora que todos, el candidato triunfante y la ciudadanía en su conjunto, dirijan su mirada hacia el porvenir y olviden los conflictos y los desentendimientos del pasado. Lo importante es comenzar a trabajar ya mismo para reconstruir las instituciones democráticas de Venezuela, que durante estos largos años han vivido un estado virtual de hibernación.
Con la protesta cívica en las urnas la ciudadanía se ha levantado como acusación no para el odio, sino para que el país reflexione acerca de la crisis de valores que hoy encaramos. De allí el triunfo de la unidad democrática en cinco estados y la alcaldía metropolitana que ha impedido a Chávez la concentración de poder en las ciudades más importantes de Venezuela y con ello en todo el país.
Chávez desde hace tiempo está a la defensiva, como esperando el alud del voto castigo que finalmente le ha llegado, los votantes independientes, fueron, en buena medida responsables.
Para los venezolanos se abre un nuevo episodio para la lucha democrática, se está en mejores condiciones, se debe aprovechar bien esta inmejorable ocasión. En Venezuela, de aquí en más sin que los chavistas monopolicen el escenario, seguramente serán más propensos a escuchar cuando tengamos algo que decir, lo cual siempre es positivo. REGRESAR |
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