Un gentío plenó los 11 toldos que fueron dispuestos ayer, a lo largo de dos cuadras de la avenida Guaicaipuro, para recibir a los mirandinos que asistieron a la juramentación de Henrique Capriles Radonski como gobernador de Miranda.
Los pabellones, de 8x 10 metros, colocados entre la esquina de la calle Sucre y Las Cuatro Esquinas, albergaron un total de 576 sillas que fueron ocupadas por familiares, dirigentes políticos, alcaldes, diputados, ex candidatos a algún cargo, miembros del cuerpo diplomático, compañeros de partido y gente de a pie, venida de todos los rincones del estado.
Quienes llegaron tarde al acto tuvieron que amorocharse en los laterales de los toldos, y calarse el 'catire' que fue recio durante las dos horas que duró el acto oficial, entre las 11 am y la 1 pm.
La juramentación de Capriles Radonski, el gobernador más joven de los electos el pasado 23 de noviembre, estuvo precedida por una misa celebrada en la Catedral San Felipe Neri por el obispo de Los Teques, monseñor Freddy Fuenmayor.
Asistieron, entre otros, los ex gobernadores Arnaldo Arocha y Enrique Mendoza, quien se vio gozoso por volver a pisar la plaza Bolívar sin apremio alguno, y de recibir sostenidos aplausos de sus seguidores.
Luego del oficio religioso, Capriles recorrió los metros que separan la catedral de la residencia oficial del gobernador, llamada popularmente la Casa Amarilla, en el tradicional recorrido que hace cada nuevo mandatario.
Minutos después salió de la vieja casona y se dirigió al presidio, donde tomó el juramento de 'convertir a Miranda en un estado para la vida'.
COMO EN BOTICA
De todo, como en botica, se vió durante el acto de juramentación del nuevo gobernador. Cobertura total de los medios de comunicación que, como en sus mejores tiempos, se desplazaron por la plaza Bolívar sin ser reprendidos por los asiduos de la 'esquina caliente' de las inmediaciones. Atento de los detalles, reapareció Víctor Maldonado, por años director de protocolo de Miraflores. Desde algunos rincones, pancartas elaboradas por humildes manos pedían al mandatario no olvidar tal o cual comunidad. 'Estoy seguro que este muchacho no olvida sus promesas', comentó el más viejo de un grupo de hombres, con el color de la tierra ardiente y del tambor, que tenían su celebración particular con una botella de aguardiente blanco. El viejo comentó que venían de Birongo y 'si se nos permite, vamos a entregarle una `contra' al muchacho pa' cuidarlo'. REGRESAR |