Desde mediados de 2007 se conjugaron diversos factores que han impactado en la dinámica económica mundial. Entre estos factores podemos mencionar la rápida evolución de la crisis financiera estadounidense, la cual llegó a convertirse en una crisis de escala mundial, que repercutió en la economía real. Las economías avanzadas registran contracciones y las economías emergentes se han desacelerado a más de la mitad de lo que habían crecido en años anteriores, lo que ha puesto en riesgo la expansión global registrada en los últimos cuatro años.
América Latina no estará inmune ante este escenario; por ello, los pronósticos de crecimiento para 2009 se ubican en alrededor de 2%, después de haber registrado seis años de expansión sostenida. Si bien es cierto que la región podría estar en su mejor momento para afrontar un panorama mundial complejo, sigue siendo vulnerable a factores externos, entre los que podemos citar la grave restricción y aumento del costo del crédito internacional desde mediados de 2008; la desaceleración de las exportaciones y los precios de las materias primas; una menor inversión extranjera directa y un aumento de la percepción de riesgo de las economías latinoamericanas.
El orden económico mundial ha cambiado y nuevos paradigmas y desafíos siguen surgiendo, por lo cual gobiernos, bancos centrales y demás agentes de la economía realizan mayores esfuerzos para materializar medidas efectivas que minimicen las secuelas de esta crisis global.
Países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú anunciaron paquetes de medidas fiscales para estimular la demanda y mitigar la desaceleración económica. Estos anuncios de orden fiscal incluyen obras de infraestructura, servicios públicos, rebajas de impuestos y aumento de subsidios en algunos sectores. Igualmente, Argentina, Brasil, Colombia y Chile han aplicado medidas cambiarias y de comercio exterior para reducir el impacto sobre el sector exportador.
Por otro lado, una gran parte de los bancos centrales de la región han efectuado provisiones de liquidez en moneda local y también han flexibilizado el encaje bancario con el fin de fortalecer sus sistemas financieros y proveer mejores condiciones de crédito. También, ciertos países de la región rediseñaron y crearon nuevas políticas sectoriales, especialmente dirigidas a los sectores vivienda, agropecuario y a las pequeñas y medianas empresas.
Está claro que se avecinan tiempos difíciles para la región. En el caso de Brasil y Chile, se espera un crecimiento económico de 2,5% y 1%, lo cual significa una desaceleración notable frente al crecimiento registrado en 2008 (5,3% y 3,9%, respectivamente). Por su parte, México se contraería alrededor de 1%, debido a su alta dependencia de la economía norteamericana. Por último, Argentina y Venezuela, que se han visto seriamente afectados por la caída en los precios de los commodities crecerán entre 2% y 2,5% aproximadamente y deberán enfocarse en aplicar políticas que favorezcan a los sectores económicos y permitan atraer inversiones sostenibles en el tiempo.
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