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El futuro del Banco de Venezuela es ahora incierto, una vez que se supo que el Gobierno no está interesado en reiniciar las negociaciones con el Grupo Santander, para la adquisición y eventual estatización de la institución. La congelación de la transacción no libera al banco de la intención de compra que tiene el Ejecutivo, y más bien la somete a una espera indefinida que afecta sus planes de inversión, según fuentes del sector.
Sin un comunicado oficial que así lo informe, sino a través de conversaciones informales entre representantes del banco y la Vicepresidencia de la República, se conoció que el Gobierno informó a la directiva del ente financiero que mantiene su indisposición de retomar las negociaciones.
Si bien se esperaba que con el traspaso de Reservas Internacionales del Banco Central de Venezuela, que totalizó 12,5 millones de dólares, la transacción de compraventa podría acelerarse, el Gobierno, a través de sus voceros, ha dejado entrever su desinterés por adquirirla en el corto plazo. Armando León; director del BCV, declaró recientemente que una recomendación que se le había hecho al Ejecutivo era que no comprara el Banco de Venezuela porque en vista de la crisis financiera mundial la transacción podría implicar riesgos al quedar la filial venezolana atada a una transnacional.
En noviembre pasado, la vicepresidencia también habría elaborado un memorándum interno en el que se señaló la necesidad de pactar un precio menor al exigido por el Grupo Santander, de 1,2 millardos de dólares. Ese mismo documento estipula que el valor del banco no podía ser mayor a 800 millones de dólares.
El congelamiento de las negociaciones con el Gobierno neutraliza también las intenciones de otros banqueros venezolanos de adquirir el Banco de Venezuela. El desinterés mostrado por el Ejecutivo de comprar este banco había entusiasmado a otros potenciales inversionistas, quienes ven en el ente bancario una excelente marca a la cual sacarle provecho.
Una fuente del sector bancario internacional, que prefirió no revelar su nombre, señaló que actualmente, el precio del banco no debería ser superior a 700 millones de dólares.
Cree que Francisco Botín, presidente del Santander, prefiere mantener sus operaciones en Venezuela antes que arriesgarse a vender una entidad por debajo de su precio, en momentos en los que el grupo español al igual que el resto de las instituciones financieras del mundo pasa por momentos difíciles debido a la crisis mundial.
Si bien el Gobierno cuenta con los recursos para llevar a cabo las nacionalizaciones, expertos consultados señalan que se frena de hacerlo por temor a que los precios del crudo no se recuperen a corto plazo. No se descarta que esta sea una estrategia dilatoria para que los activos del banco se deprecien, y así comprarlo a un precio menor.
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