Israel denunció el domingo la profanación de la principal sinagoga de Caracas y subrayó que ese acto no podría haberse realizado sin 'una mirada benévola de las autoridades al más alto nivel' venezolanas.
'Deploramos este ataque antisemita. Las autoridades venezolanas son las que deben asegurar el orden y la seguridad', afirmó a la AFP Ygal Palmor, portavoz del ministerio israelí de Relaciones Exteriores, quien dijo que el 'pueblo venezolano no es ni racista ni antisemita'.
'Este tipo de acto no podría haberse producido sin la mirada benévola de las autoridades (venezolanas) al más alto nivel', añadió.
Por su parte, la agencia judía, organismo responsable de la inmigración de los judíos a Israel, entre otros temas, indicó su inquietud por los judíos de Venezuela.
'Seguimos la situación en Venezuela, donde la comunidad judía está preocupada', declaró un portavoz, Michael Jankelowitz.
Según él, la comunidad judía cuenta unas 15.000 personas tras la emigración en 2008 de unas 3.000 personas 'que se instalaron, en su gran mayoría, en Estados Unidos'.
Un grupo de unas quince personas irrumpió en la noche del viernes al sábado en la principal sinagoga de Caracas: tras atar a los guardianes, destrozaron los objetos de culto y pintaron eslóganes antisemitas.
'Jamás en la historia de la comunidad judía en Venezuela fuimos blanco de una agresión semejante. (...) Nos sentimos amenazados, intimidados, atacados', declaró a la AFP desde Caracas, Elia Farache, presidente de la Asociación Israelí de Venezuela.
Farache consideró que la expulsión del embajador israelí de Venezuela, el 6 de enero, y la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países decidida por el presidente, Hugo Chávez, para protestar contra la ofensiva militar israelí en Gaza contribuyeron a crear el actual clima de tensión entre ambas comunidades.
El jefe de la diplomacia venezolana, Nicolas Maduro, condenó el ataque contra la sinagoga y prometió castigar a los culpables.
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