'Hoy es el día más negro de nuestra comunidad...'. Por parte de Marcos Cohen no hubo más palabras. Su rostro lo decía todo. Mostraba su indignación, su sorpresa y su ira por los actos vandálicos ocurridos la noche del viernes en la sinagoga Tiferet Israel, de Maripérez, que generaron el repudio de creyentes de todas las religiones.
'Es insólito', afirmó compungido. 'Esto no había ocurrido nunca. Desde la Segunda Guerra Mundial no había habido un gobierno antisemita (...). Yo tengo 52 años en este país y aquí siempre hemos estado contentos. Pero ahora nos sentimos amenazados', acotó.
Así como él, otros miembros de la comunidad se fueron congregando a partir de las 11:00 de la mañana en las afueras del centro religioso, como un gesto de solidaridad. Muchos no habían entrado al recinto para ver las pintas que dejaron los antisociales en el área administrativa ni para observar los destrozos que hicieron en el templo. Tan sólo habían visto unas cuantas imágenes por televisión. Y ello fue suficiente para despertar en ellos su indignación.
'Es una sensación de violación', comentó Deborah Silverman. 'Esa gente vino a amedrentar. No fue hampa común. Esto es parte de todo lo que estamos viviendo en el país. Y no hay quien lo proteja a uno, porque el Gobierno es el que maneja todo este tipo de acciones', acotó Uri Weinstein
La concentración de la comunidad se hizo más numerosa en horas del mediodía, a pesar de celebrarse el Shabbat. Algunos llegaron a la sinagoga con banderas de Israel y Venezuela. Otros simplemente iban con su kipá, como símbolo inequívoco de su carácter judío.
No hubo gritos ni consignas. Tampoco violencia. Sólo una sensación de pesar, que en algunos se materializó en lágrimas. Otros la hicieron pública en carteles que rezaban: 'Masacran la Biblia ¿en nombre de quién?'.
'Lo que estamos viviendo es insólito', afirmó con vehemencia Frida Plitman. 'Somos venezolanos. Hemos trabajado toda la vida por este país. No tenemos nada que ver con lo que pasa en Gaza. Podemos apoyar a una postura, pero sin atropellar'.
El malestar afectó también a personas de otras religiones, quienes se acercaron como un gesto de respaldo. 'No comparto este sistema de odio que se quiere imponer', comentó Maribel Espinoza, vecina del lugar.
Contra el Shabbat
Desde Buenos Aires, el Centro Simon Wiesenthal hizo un llamado al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, solicitando su intervención contra la escandalosa campaña antisemita que tiene lugar en Venezuela, uno de sus estados miembro. La carta del rabino Marvin Hier, Decano y Fundador del Centro Wiesenthal, señala que 'bajo la presidencia de Hugo Chávez, la comunidad judía de Venezuela ha sufrido reiterados ataques que fueron, cuanto menos, tolerados, si- no incitados o promovidos por miembros del Gobierno. Esta campaña antisemita se ha incrementado bajo el pretexto de la guerra entre Israel y Hamas'.
La Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela (CAIV), ente representativo de la comunidad judía del país, informó que cerca de 15 sujetos sometieron a los dos vigilantes de guardia y procedieron a invadir los espacios causando numerosos destrozos en bibliotecas y salas de estudio, dejando consignas ofensivas antijudías en las paredes de las oficinas.
'En la Sinagoga profanaron el arca que contiene las Sagradas Escrituras. Este acto vandálico llevado a cabo en Shabbat, el día más sagrado del culto judío, constituye un hecho condenable y sin precedentes en la historia de nuestro país y ofende profundamente a todos los judíos radicados en Venezuela'.
Respeto y seguridad
El cardenal Jorge Urosa pidió rechazar la violencia religiosa y solicitó que no se importara al país el conflicto árabe-israelí.
El primer vicepresidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Baltazar Porras, también declaró que 'se pueden tener diferencias contra un país, contra una manera de ser, pero lo que no se puede admitir es que haya profanación y que hieran los sentimientos religiosos'.
Paulina Gamus es una de las judías venezolanas que no pudo contener su llanto ante los ataques a la sinagoga. 'En Irán hay una comunidad de 25 mil judíos y la única prohibición que tienen es la de identificarse con Israel. Pero si hasta en ese lugar son respetados, no entiendo por qué ocurre lo contrario en este país. En Venezuela no hay antisemitismo y ese es un sentimiento popular. Este acto me recuerda a la Alemania nazi y la Noche de los Cristales Rotos'. REGRESAR |