Hugo Chávez, que llegó a la Presidencia de Venezuela hace diez años, ha edificado en una década un escenario del que es protagonista, entre adhesiones y rechazos, y desde el que impulsa, en permanente campaña, su “revolución socialista”.
El ex militar que conquistó en las urnas el Palacio presidencial de Miraflores, tras un fallido intento de tomarlo por las armas unos años antes, ratificó en ese periodo su indiscutible presencia mediática en el polarizado tablero político del país.
De verbo encendido, polémico y carismático, el impredecible presidente de Venezuela celebra su década de Gobierno en campaña electoral, un estado al que ha acostumbrado a los venezolanos, que en diez años han sido invitados una quincena de veces a votar.
A sus 54 años, Chávez, elegido por primera vez en diciembre de 1998, ratificado en 2000, vencedor de un revocatorio en 2004 y reelegido en 2006, ha sido asimismo “confirmado” mediante otros comicios convertidos por él mismo en verdaderos “plebiscitos”.
Su única derrota en las urnas fue en diciembre de 2007 cuando promovió una reforma constitucional que incluía la posibilidad de la reelección ilimitada, y que fue rechazada por los venezolanos.
Menos de un año después, el presidente ha vuelto a activar la iniciativa mediante una enmienda constitucional que, de ser aprobada en el referendo del próximo 15 de febrero, le permitiría optar a un nuevo mandato de seis años al concluir su actual periodo en 2012.
Omnipresente en la campaña, Chávez afirma que su aspiración es seguir “al servicio del pueblo”, cuyo bienestar, asegura, es su única preocupación, mientras sus opositores le acusan de querer perpetuarse en el poder a modo de “caudillo vitalicio”.
El mandatario, que puede hablar hasta siete u ocho horas seguidas, ha hecho de las cámaras sus aliadas predilectas, y de su programa dominical “Aló Presidente” la tribuna desde la que, vestido de rojo, color del “chavismo”, se dirige al país.
Desde hace unos días, ha iniciado también la publicación de artículos en la prensa, lo que ha recordado las “reflexiones” del líder cubano Fidel Castro, al que Chávez llama su “padre”.
Humildes orígenes y facilidad de palabra, en unas formas no exentas de controversia, son otros de los ingredientes que se suman a su particular estilo, generador de polémica más allá de las fronteras.
Hugo Rafael Chávez Frías nació el 28 de julio de 1954 en la localidad de Sabaneta, cerca de los Andes venezolanos, segundo de los siete hijos de un maestro rural, y desde que era muy joven se le conoció una especial afición por el béisbol.
En 1971 ingresó en la Academia Militar en Caracas, y cuatro años después se graduó como subteniente, tras licenciarse en Ciencias y Artes Militares en la rama de Ingeniería.
Se casó entonces con Nancy Colmenares, con la que tuvo tres hijos. Más tarde, divorciado, contrajo matrimonio con la locutora María Isabel Rodríguez, que le dio una hija, de la que se separó estando ya en la Presidencia y que se ha sumado recientemente a las voces en su contra.
Él mismo ha afirmado que tomó conciencia de corrupciones y otros abusos en sus años en el Ejército, y por ello, en 1982, reunido con otros dos capitanes en el Samán de Güere, un árbol mítico cuya sombra cobijó al prócer Simón Bolívar, juró luchar por sus ideales.
Diez años más tarde, el 4 de febrero de 1992, Chávez, entonces teniente coronel, encabezó una fallida intentona golpista contra el presidente Carlos Andrés Pérez (1974/79-1989/93).
Fracasado el golpe, asumió la responsabilidad y pidió a los sublevados deponer la acción, en una aparición en televisión que le convirtió en un personaje popular.
Tras dos años en prisión y dejar el Ejército, emprendió el camino de la lucha política, con el apoyo de minorías de izquierda, que le llevaría a la victoria en las presidenciales de 1998, y el 2 de febrero de 1999, se convirtió, a los 44 años, en el presidente más joven de la historia de Venezuela.
Los primeros años de Gobierno se vieron marcados por sucesivas huelgas generales y el 11 de abril de 2002 un golpe de estado le desalojó del poder durante 48 horas, hechos detrás de los cuales no ha cesado de ver la mano de Estados Unidos. REGRESAR |
