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Al cumplirse diez años de gobierno de Hugo Chávez, los resultados económicos son frustrantes. Ha desperdiciado su administración una oportunidad de oro que le proveyó la providencia con precios petroleros excepcionalmente elevados, que si bien aumentaron las rentas del Estado no se convirtieron en riqueza productiva ni en un mejoramiento sostenido de la calidad de vida de los venezolanos. Una buena parte de quienes habitan en este país se han convertido en prisioneros de un esquema de reparto de los ingresos petroleros que los condena a vivir como dependientes de las dádivas que puedan recibir por parte de los entes públicos. Se ha destruido la fibra moral de mucha gente y los incentivos para capacitarse y buscar trabajo han desaparecido, literalmente.
DEMOLICIÓN
INSTITUCIONAL
En materia institucional, a lo largo de estos años, hay víctimas claras de una política que, procurando rehacer la República, ha demolido pilares básicos de un orden político, como es el caso de la Fuerza Armada, peligrosamente partidizada, Pdvsa en manos del nepotismo, el peculado y el tráfico de influencias, y el BCV, cuya autonomía fue destruida desde 2005.
Desde el punto de vista educativo, aunque ha avanzado la masificación, es muy cuestionable la calidad de la educación.
La expansión sin límites de la matrícula de la Universidad Nacional Experimental de la Fuerza Armada, ha acabado cuestionando su prestigio académico de otrora.
De la Universidad Bolivariana es difícil decir algo porque todavía no calza los puntos para detentar el nombre de universidad. Es un proyecto en construcción pero su norte es difuso y la ideologización le resta cualidades académicas. Este gobierno acabó con el programa de becas Gran Mariscal de Ayacucho, puesto ahora al servicio de la asignación de estudiantes al exterior en centros educativos sin la categoría que requiere la realización de estudios de posgrado.
En materia de salud, la instauración de un sistema paralelo ha terminado en un estruendoso fracaso.
Las cantidades de dinero invertidas han sido cuantiosas y nulos sus resultados. La prueba: toda la nómina alta, media y baja de los entes públicos tiene sus propias pólizas de salud privada. En lo relativo al combate del delito, los resultados son decepcionantes. El crimen ha escalado a niveles que cuestionan la convivencia ciudadana, agravado esto por la conformación de grupos oficialistas paramilitares que actúan bajo la protección implícita y explícita del Estado.
LA ECONOMÍA
En cuanto a la política económica, se distinguen dos fases claramente. La primera que comprende el lapso 1999-2001, donde privó cierta ortodoxia económica de mano del ministro Jorge Giordani, y la segunda, a partir de 2003, cuyo signo es la creciente estatización de la economía en una estrategia arriesgada de destrucción del plantel productivo privado y el intento de crear una nueva oligarquía del dinero, conformada desde el Estado por la fusión de seudo-empresarios y burócratas que ahora ocupan los principales ministerios y empresas públicas. Evaluar la gestión de Hugo Chávez al frente del Estado implica tomar en cuenta el siguiente dato: su administración ha recibido en términos reales por habitante la mayor suma de ingreso petroleros y no petroleros respecto a los gobiernos anteriores.
Otro elemento que debe considerarse al momento de valorar su ejecutoria es lo ocurrido entre diciembre de 2002 y febrero de 2003 con el paro petrolero. En el período previo a esa paralización, es decir entre 1999 y 2001, la economía tuvo un desempeño mediocre, toda vez que el ingreso por habitante se contrajo a un ritmo anual de 1,7%, la tasa de inflación promedio alcanzó 16,3%, en tanto que el desempleo fue de 13,5%, el más elevado de cualquier gobierno precedente.
La síntesis de los principales indicadores económicos entre 1959 y 2008 se presenta en el cuadro anexo. Cada quien pondera esa información a su manera y según su perspectiva. Pero lo que es claro y evidente es que aún disponiendo de la mayor suma de recursos fiscales, el ingreso por habitante no ha aumentado como habría de esperarse del beneficio de altos y prolongados precios petroleros como los que tuvo Venezuela entre 2001 y 2008. En cuanto al desempleo, el gobierno de Hugo Chávez ha mantenido tasas elevadas a pesar de las mediciones recientes que subestiman la desocupación.
De hecho está prácticamente empatado en el primer lugar con el gobierno de Rómulo Betancourt con las tasas de desocupación más altas. Con una tasa de inflación de 20,9% promedio anual, con todo y los controles de precios y de cambio aplicados desde 2003, no hay mucho que pueda agregarse a la calificación del gobierno de Hugo Chávez como un rotundo fracaso en materia de costo de vida. Pudo haberse hecho mucho más pero no se hizo. REGRESAR |
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