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Un muro de no más de tres metros de alto fue el único obstáculo para los sujetos que ingresaron el viernes pasado en la noche en la Sinagoga Tiferet Israel, ubicada en Maripérez. A las 10:30 pm el par de cámaras de seguridad que controlaban los alrededores del ala este del recinto judío habrían captado el momento en que dos de los intrusos treparon la pared y cortaron los alambres del cerco eléctrico que protegía el lugar, pero las imágenes quedaron almacenadas en la consola de video que fue robada.
Superados estos dos impedimentos los invasores entraron al lugar. Dos sujetos armados bajaron por las escaleras laterales, ubicadas en el extremo suroeste, y sometieron a los dos vigilantes que se encontraban en la garita de la entrada principal. Los amordazaron, ataron de manos y los arrinconaron a un lado de la escalinata.
Luego abrieron el portón principal de la sede de la asociación Israelita de Venezuela por donde ingresaron entre 10 y 12 personas más hombres y mujeres de acuerdo con el testimonio de los vigilantes que aseguran que sólo escucharon voces, porque no les permitían levantar la cabeza.
David Behar es miembro de la comunidad judía y fue designado como jefe de seguridad a raíz del ataque. Aseguró que los dos serenos sometidos han trabajado para la asociación desde hace dos años. No pertenecen a ninguna compañía privada.
Horas de destrucción. Dentro del área administrativa de la Asociación Israelita de Venezuela no hubo cerradura, puerta, gaveta o estante que se salvara de ser violentado.
Se presume que fue a las 11:00 pm del viernes que saquearon desde la recepción hasta la antesala del despacho del rabino Abraham Levy Benshimol.
Pasillo por pasillo, los vándalos escribieron improperios contra la comunidad judía. Pintaron computadoras, placas, cuadros y fotografías colgadas en las paredes. Utilizaron spray rojo y un marcador negro de punta gruesa para dejar sus huellas. Un par de dibujos hechos en una puerta y una pared se sumaron a las ofensas, y en la puerta del baño de damas pintaron un 666 en forma vertical.
Como parte de los destrozos taladraron de manera profesional un par de cajas de seguridad. La policía considera que quien lo hizo sabía con exactitud el procedimiento que debía seguir, pues las perforaciones fueron hechas en áreas específicas de las cajas.
Los atacantes tuvieron tiempo de degustar un par de latas de atún y galletas que hallaron en la oficina de Caja. Una empleada aseguró que los alimentos los tenía guardados en su escritorio, pero Behar dijo que en el lugar sólo había galletas y que posiblemente los vándalos habían llevado los enlatados.
No se sabe con precisión si el ataque al templo fue simultáneo al de las oficinas, pero sí que quienes subieron a la segunda planta lo hicieron por los pasillos internos. Allí se abstuvieron de hacer pintas.
En el templo violentaron el altar principal y las arcas donde se guarda la Torá. En el altar forzaron dos puertas del estante y sacaron los documentos que encontraron. En las arcas profanaron los rollos del libro sagrado del judaísmo y lanzaron al suelo algunos implementos que utilizan para los cultos.
El nuevo jefe de seguridad aseguró que las personas que ingresaron no buscaban objetos de valor porque no se llevaron ninguna de las copas ni coronas elaboradas en plata que guardaban en las estanterías del templo. Al igual que en el área administrativa, en una pequeña oficina tipo biblioteca que está en la parte de atrás del templo, forzaron algunos estantes.
Como parte de las pesquisas, el Cicpc buscó las huellas dactilares que pudieron haber dejado los atacantes en los encendedores de luz, puertas, estantes y gavetas violentadas.
La agresión se prolongó por cinco horas aproximadamente. Los pocos habitantes del edificio que está por detrás de la sinagoga son en su mayoría personas mayores que no se dieron cuenta de lo que ocurría sino hasta la mañana siguiente.
Cuando los delincuentes intentaron ingresar al despacho del rabino Abraham Levi Benshimol se activó la alarma de seguridad. Para ese momento eran las 3:30 am del sábado, aproximadamente, y los atacantes huyeron por el portón principal.
Sólo se llevaron un par de computadoras que contenían la data de los miembros de la comunidad judía, información personal, los listados con las donaciones que cada miembro hace a la congregación, y la consola de video del sistema de seguridad, la cual almacenaba las imágenes de las cuatro cámaras colocadas en las esquinas del recinto.
Después que se fueron, los vigilantes se desataron y avisaron a las autoridades de la Asociación Israelita. A las 8:00 am el Cicpc se presentó en el lugar de los hechos.
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| Fecha publicada: 05/02/2009 Fuente: El Nacional Tema: politica Tags: Judios en Venezuela
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