Al margen del resultado, la sola insistencia en la enmienda reeleccionista y la agresividad de la campaña oficialista por el Sí, ya están en la larga lista de pasivos que han reducido el espacio de maniobra internacional al gobierno del presidente Hugo Chávez. Así lo confirma la gira de los diputados enviados por la Asamblea Nacional a más de una docena de países con una misión verdaderamente imposible: vender al mundo la engañosa pregunta que los venezolanos debemos responder el próximo domingo.
El resultado mismo será seguido con interés por el cada vez más reducido grupo de países cercanos a ALBA y a los apoyos político-financieros, por los socios-beneficiarios más pragmáticos y, sin duda, por el número creciente de países perjudicados en sus negocios, su seguridad y, cada vez más, sus principios.
Con un triunfo incontestable del Sí el Presidente y su proyecto no ganarían mayor espacio internacional de maniobra. Antes bien, la constitucionalización forzada de la personalización del poder, promete consagrar la línea de creciente agresividad y nula disposición a asumir posiciones creíblemente constructivas en la política regional, hemisférica y global.
Mucho peor sería si el Sí se impone con resultados no confiables o abiertamente fraudulentos, pues mayor agresividad cabe esperar de un régimen que ha sembrado y abonado la ingobernabilidad interior y exterior.
En ambos casos, la política exterior acentuaría su dependencia de la voluntad, la palabra, la ocurrencia presidencial: sin control alguno, con horizonte temporal vitalicio. Aun con pequeño margen, un triunfo del No (si desapareciera la amenaza de otro intento reeleccionista) presentaría a Venezuela como un país con mayores posibilidades para reconstruir las bases democráticas de su vida política, económica y social. Pero no cabe esperar grandes giros en la política exterior; al menos no por voluntad del Gobierno. Serán en todo caso la economía, la capacidad organizativa de las fuerzas políticas internas y los frenos internacionales los que le pongan límites.
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