A una semana de las elecciones es imposible decir -con el permiso de Henry Ramos Allup- que existe una tendencia clara para el referendo de la enmienda. A falta de 7 días la realidad es que la diferencia entre los dos bloques es pírrica. Según Datanálisis existe un empate técnico con una leve ventaja para el SI (51,5% a 48,5%) Un escenario similar plantean los estudios de Consultores 21. El Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD) asegura que 47,5% de los venezolanos apoya la enmienda y 39,5% la rechaza, no obstante cuando sólo se analiza a los que están convencidos de ir a votar el SÍ se fortalece con 54,6% de la intención de voto y el NO obtiene 45,4%.
La encuestadora Datos sí da ganador al NO en una relación de 52% a 48%. No obstante, como sucede en el resto de los análisis, la abstención perjudica al antichavismo al punto que cuando sólo se considera la opinión de quienes están convencidos de ir a votar, el SÍ luce favorecido.
Por último tenemos a Hinterlaces que proyecta que el NO gana con 49% mientras que el SÍ obtiene 44%. En este escenario existe un 7% de indecisos. De la Consultora Siglo XXI (apadrinada por Nelson Merentes) no tiene caso hablar, si se considera el evidente sesgo político de sus datos.
Con los escenarios que muestran las encuestas sólo existen tres conclusiones lógicas posibles: Aunque el SÍ tiene una leve ventaja, no existe una tendencia lo suficientemente clara para que el chavismo se declare ganador. 2) Cada voto cuenta el 15 de febrero. 3) El No podría ganar si logra reducir la abstención entre aquellos electores que rechazan la enmienda.
No obstante, existe un factor que no miden las encuestas: La capacidad de mover electores. En un escenario de empate técnico ganará la opción que tenga más capacidad -y recursos- para ir a buscar a los votantes a sus casas y ponerlos ante la máquina de votación.
De arranque la ampliación del horario de votación puede favorecer más al chavismo que a la oposición, porque el Ejecutivo Nacional cuenta con los recursos para mover electores, mientras la oposición continúa valiéndose de la motivación de los ciudadanos -y el impacto del discurso estudiantil- como principal herramienta electoral. Encuestas al margen, termina siendo muy negativo que el futuro de un país se resuma en una simple ecuación: maquinaría vs. motivación.
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