'Te habla Chávez compatriota', fue el mensaje que escucharon los clientes de la plataforma de Cantv y Movilnet. Era Hugo Chávez pidiendo el voto.
Fue la última táctica que usó el Presidente en su empeño por cambiar la Constitución, además de una operación 'Ataque blindado', que consistió en ubicar a los electores, instarlos a votar y buscarlos en sus casas.
Durante la semana previa al 15-F, la campaña fue emotiva.
Los actos de masa fueron sustituidos por las caravanas, contactos que -según alegó Jorge Rodríguez, jefe del comando, a los partidos aliados- le reportaron un aumento de 4 puntos al comandante, a pesar de que la gente no lo toca, no lo escucha, sino que se vuelve eufórica con sólo verlo y tomarle una foto.
'Es Dios', dijo una seguidora, el 12-f cuando lo vio rumbo a la avenida Bolívar en el cierre de la campaña.
La última fase de la campaña fue dirigida al 'chavismo abstencionista', pues, el barinés instó al comando Simón Bolívar 'no gastar pólvora en zamuros'; es decir, en sectores de clase media y alta. Las salas situacionales de Miraflores, Cantv y Pdvsa trabajaron horas extras para llamar a los electores y alertarle que una derrota era el fin de la revolución.
Chávez sostuvo que si en los estados llaneros votaban todos los 'electores potenciales chavistas' tendría 800.000 votos duros. Esa fórmula aplicó para Anzoátegui, Sucre, Monagas, Falcón y Yaracuy. Sin embargo, en el comando y los partidos aliados surgió una interrogante: ¿Es aceptable ganar con una diferencia de 6 ó 7 puntos? En la práctica, entre 600.000 y 700.000 votos.
'Es una derrota política, aunque sea una victoria electoral', dijo un dirigente. La reelección en 2006 favoreció al barinés con 7.309.000. En ocasión de la reforma constitucional bajó a 4.357.264 votos; y en los comicios del 23-N 2008, el oficialismo conquistó 17 gobernaciones con 5.451.325 votos frente a 4.184.158 votos de la oposición. Una diferencia de 1,3 millones de votos.
Ayer, la diferencia era de 10 puntos; un millón de votos.
Sería una 'victoria pírrica', si se parafrasea al jefe de Estado, como señaló Ismael García (Podemos): no logró los 2.000.000 de diferencia; la meta era lograr 7,3 millones o superar los 8 millones. La meta, en porcentaje, era obtener 59,5 frente a 40,5 si la participación era superior a 70%, revelaron en el comando.
Al comparar la votación del 15-F, con el registro del PSUV (5,7 millones de militantes) se obtiene que aumentó en 1,1 millón de electores. En el chavismo alegan que una alta concurrencia los beneficia, mientras que la abstención los perjudica. Citan la votación de la reforma constitucional cuando la participación fue de 56%.
En un momento, se planteó la suspensión de la consulta.
No hubo consenso. La iniciativa fue abortada el 10 de febrero cuando el TSJ avaló la enmienda reeleccionista. A partir de allí, Chávez echó el resto para revertir una 'derrota pírrica'.
Encadenó cada anuncio y no hizo mítines; fue en caravana por Carabobo, Aragua, Miranda, Caracas, Vargas y Catia.
Apeló a la emoción, más que a la racionalidad.
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