La sorpresiva intervención de Stanford International Bank (SIB) por autoridades bursátiles de Estados Unidos bajo sospecha de un fraude masivo de unos US$8,000 millones, golpeará a cientos de clientes del banco en Venezuela, México, Perú y Ecuador, según lo estableció El Nuevo Herald. Por lo menos US$3,000 millones de los depósitos corresponderían a grandes y medianos clientes personales y corporativos de Venezuela, entre quienes se encuentran altos funcionarios públicos, políticos y militares, dijeron fuentes familiarizadas con las operaciones del banco en ese país. En el 2005, de acuerdo con el exejecutivo del conglomerado Stanford en Venezuela, Gonzalo Tirado, un 40 por ciento de los depósitos de la institución eran de clientes venezolanos, un 30 de mexicanos y un 20 de peruanos y ecuatorianos. 'La gente siempre ha pensado que Stanford es un banco con grandes operaciones en Estados Unidos y Europa, pero este es un banco que creció entre Venezuela y México', dijo Tirado en una entrevista inédita que dio a El Nuevo Herald hace dos años. La subsidiaria del SIB en Venezuela tenía la función principal de 'captar dinero para el Banco Internacional', explicó a El Nuevo Herald Robert Bottome, presidente de la firma de análisis económico Veneconomía, con sede en esta ciudad. El SIB es un banco privado con domicilio en St. John, Antigua. Una de las filiales del conglomerado tiene una oficina en Miami. Sólo en el año 2006, unos 50,000 clientes del banco, atraídos por los altos rendimientos, compraron certificados de depósito por US$6,700 millones. Pirámide de Ponzi En una demanda civil radicada esta semana en el distrito norte de Texas para justificar la intervención del conglomerado financiero, la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC), acusó a Allen Stanford, dueño del banco, a dos directivos y dos entidades filiales de ofrecer sospechosos rendimientos por encima de los niveles normales a través de información falsa. Según testimonios particulares recogidos por El Nuevo Herald, el banco ofrecía en Venezuela instrumentos como certificados de depósito con un retorno de 4.5 por ciento anual y rendimientos hasta de 10 por ciento para certificados de cinco años o más. Las autoridades de la SEC sospechan que, para cumplir con sus promesas, los acusados incurrieron en el mismo esquema de fraude tipo pirámide que causó el colapso del emporio financiero del grupo Madoff. Mediante este método, conocido como pirámide de Ponzi, la entidad financiera pagaba rendimientos exorbitantes con el dinero fresco de los nuevos y continuos inversionistas creando así una cadena que se rompió cuando los clientes, acosados por la deblace económica, decidieron redimir sus inversiones. Según la SEC, Stanford ofrecía colocar los certificados de depósito en inversiones líquidas cuando en realidad lo hacía en instrumentos ilíquidos como bienes raíces y activos privados. Algunos movimientos del banco también causaron sospechas a la SEC. 'En forma alarmante se ha visto en las últimas semanas una creciente actividad de liquidaciones e intentos de hacer giros de dinero fuera de su portafolio de inversiones', afirma la demanda. Los funcionarios de la SEC indicaron que en las dos últimas semanas el banco buscó la manera de sacar US$178 millones de sus cuentas. En Caracas, cientos de pequeños ahorristas movilizaron fondos hacia el banco entre US$80,000 y US$300,000 atraídos por tasas anuales de interés superiores al 10 por ciento, dijo un experto familiarizado con las interioridades del banco. ✍ Gerardo Reyes y Casto Ocando REGRESAR |