El caso del Stanford Bank es aleccionador. Sobre todo para quienes viven asustados con el gobierno de Chávez. Más de un venezolano incurre en el error, ante la 'amenaza chavista', de entregarle su dinero a aventureros. Los especialistas en estafas captan clientes -con variados trucos- que ceden a la tentación de las altas tasas de interés y a la oferta de 'seguras' colocaciones en paraísos fiscales del Caribe y en EEUU.
De pronto quedan atrapados en manos de los especuladores.
En pirámides construidas con ingenuos o corruptos urgidos por ocultar el dinero mal habido. En la trampa caen traficantes del erario público, comisionistas profesionales o vulgares lavadores. Unas veces es un Madoff y otras un Stanford -pillo de siete suelas-. Por cierto, financista del ex candidato republicano McCain. Por la parte venezolana fueron timados por directivos del Stanford Bank centenares de compatriotas con miles de millones de dólares. Hay unos cuantos 'chivos' implicados, vinculados a la Cuarta República, entre otros, Luis Giusti, ex presidente de Pdvsa, y asesor de Bush en materia energética; Martínez Móttola, ex ministro de Carlos Andrés Pérez; Hugo Farías, economista especializado en atacar al gobierno de Chávez, y otros personajes de la Cuarta. Por ahí fumea el guiso.
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