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El gobierno es cada vez más contradictorio e intolerante. Aquello de 'Oligarcas, temblad', ha sido como una maldición gitana que pesa sobre nuestras cabezas como la espada de Damocles. Desde el triste caso de La Marqueseña y otras fincas que fueron expropiadas y que se encuentran en lamentable abandono. Para el jefe nada parece imposible de realizar, ha sido irreverente con todo, cambió el aspecto de los símbolos patrios, puso una estrella a la bandera y estaba dispuesto a exhumar los restos del padre de la patria; abuso imperdonable que sólo a él se le ocurriría.
Envió diez batallones a la frontera de un país hermano y declaró a los terroristas de las FARC bolivarianos y pare de contar. Pero nunca ha cumplido lo prometido como beneficio a la nación.
El aparato productor está en el suelo, precisamente ahora cuando hay que producir lo que consumimos; peor, el Presidente ha creído que la importación es un buen camino para ofrecer el dudoso negocio de las comisiones en las compras millonarias, aunque nuestra independencia alimentaria desaparezca para darle paso al negocio del siglo y quiso hacer a los venezolanos más flojos cuando se le ocurrió la reducción del horario de trabajo a 6 horas; la trampa cayo por sí sola, pues las dos horas libres no eran para estar con la familia, eran para el estudio del socialismo, como si esto fuera algo bueno. ¿Acaso el gobierno iba a subsidiar a los trabajadores que no tenían patrono y que trabajaban de 'toderos'? Hasta el presente no ha existido una manifestación de acercamiento del Presidente y la oposición, siendo tan importante el diálogo entre el Presidente del país y los miembros del sector empresarial para estudiar formas y estimular las oportunidades de empleo y propiciar la inversión de las empresas que deseen venir a Venezuela, aun cuando este anhelo estaría cuesta arriba por la inseguridad y las pocas garantías que se puede ofrecer a los inversionistas. Por otro lado están las expropiaciones, que no dejan confianza que ofrecer a los que pudieran venir a nuestro país. El caso del arroz infunde terror a quienes pensaron venir a Venezuela con ese fin. Una firma de renombre como Polar, es respetada en todo el país y nadie duda de su honestidad y eficiencia. El pueblo sin duda va a apoyar a esta empresa.
Parece extraño que un gobierno que no ignora el contubernio Mercal-buhoneros, se atreva a desprestigiar a una empresa como Polar, icono nacional. Cuántas veces cuando no hay un producto en el mercado, vamos y lo encontramos en el contubernio Mercalbuhoneros y a precios tres veces mayores que el normal. ¿Por qué si Empresas Polar hace un pequeño aumento en un producto se va a escandalizar? ¿Hasta cuándo control de precios? Empresas Polar es un icono del pueblo que ha llevado muy lejos nuestra arepa criolla, como es el caso de Doña Conchita en la Isla de Curacao.
Ya no es sólo en Curacao y otras islas del Caribe donde encontramos la arepa criolla, también en Europa. El pueblo siempre va a ser solidario con Polar.
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