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Los anuncios del sábado pasado, que hubiesen podido haber sido hechos en 15 minutos, y los indicios de las medidas adicionales que se estarían considerando en materia cambiaria e impositiva, dan cuenta de decisiones que no osan decir su nombre, para parafrasear a Oscar Wilde, en la esperanza de que la gente no se dará cuenta de que el gobierno no tiene los activos que dijo haber guardado para días como estos, o no están disponibles. Pero no sólo importan las cuentas del gobierno. Hay que ocuparse también del empleo y la producción. El asunto, por lo tanto, no es sólo de si las medidas ya anunciadas, y las que vendrán sin dudas, van a lograr el objetivo de enderezar en algo las cuentas públicas, sino también de saber cómo vamos a hacer ahora que el gobierno no va a ser motor del crecimiento, sino succionador de recursos, para preservar algo de impulso.
Esencialmente el gobierno va a tomar depósitos del público, bien sea indirectamente provenientes del encaje legal, o directamente compitiendo con las empresas por esos ahorros, a nivel de cada banco. En otras palabras, como lo documenta la literatura económica, cuando los gobiernos tienen problemas de caja, restringen la cantidad de ahorros que pueden ser destinados al crecimiento económico (créditos productivos) y a la creación de empleos en el sector privado; siendo las más afectadas las Pymes y las microempresas.
Porque es importante entender que el aumento del IVA y la restricción a las importaciones por la vía de su encarecimiento, probablemente van a mejorar las cuentas del gobierno, pero seguramente causarán recesión y mayor desempleo. La primera porque se va a consumir menos, que es la definición misma del PIB, y el segundo porque habrá menos empleo del de verdad, y también del de mentira, o sea la gente que no solicita empleo porque tiene becas del gobierno. Así pues, el plan dice en esencia que el problema de los precios petroleros va a resolverse pronto, y mientras tanto vamos a pedirle plata prestada a los venezolanos, y también a quitarle unos $4.500MM en su capacidad de consumo por la vía del IVA, pero sin hacer nada concreto para estimular la oferta endógena de bienes y servicios, aunque las importaciones caerán a la mitad. REGRESAR |
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