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En América Latina hay dos ejemplos contrastantes de cómo enfrentar la crisis económica. Uno es Venezuela y el otro Chile. En el primero, apenas la semana pasada, el presidente Hugo Chávez finalmente presentó el llamado Plan Anticrisis, con un conjunto de medidas aún falta por anunciar otras que suponen que el país no está inmune a la coyuntura internacional, lo cual contrasta con las afirmaciones que durante 6 meses estuvieron expresando las autoridades.
En el caso de Chile, desde el año pasado gracias a ahorros por 24 millardos de dólares se lanzó un plan que aumentó el gasto público para el repliegue de la actividad privada.
El plan venezolano se armó en menos de un mes, prácticamente luego de que el presidente Chávez llamó a su tutor Jorge Giordani para que, por tercera vez, ocupara el Ministerio de Planificación y Desarrollo. Los chilenos, quienes también tuvieron su bonanza económica y financiera en los últimos 4 años, contaron con un ministro de Hacienda, Andrés Velasco, que estuvo aferrado a principios de responsabilidad fiscal y evitó a toda costa que ese auge produjera un desbordamiento del gasto público. No es casual que la publicación Emerging Markets lo haya premiado a finales de 2008 como el mejor ministro de economía del año en América Latina.
'Andrés Velasco fue quien infló el bote salvavidas que ahora nos mantiene a flote frente a la tormenta perfecta. Ese bote es el ahorro fiscal', comentó el economista Igal Magendzo en un reporte que preparó para la edición chilena de la revista Poder.
'El mérito de Velasco está en haberse aferrado a los instrumentos existentes para contener las múltiples presiones populistas', agrega.
Estos recursos permitieron que el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet lanzara un paquete de medidas que incluye un incremento del gasto público de este año en 5,7% con respecto al del año pasado, principalmente en obras de infraestructura pública y programas sociales; reducción de la presión tributaria sobre todo por la eliminación de los tributos por timbres y estampillas.
Está pendiente la propuesta de una disminución en la tasa del impuesto al valor agregado.
En cambio, el Plan Anticrisis de Giordani va en sentido contrario al de Velasco, porque no hubo anuncios del monto que se usará del dinero ahorrado en el Fondo de Desarrollo Nacional el llamado Fonden y más bien aumenta la presión tributaria, eleva el endeudamiento interno e incluye un recorte del gasto público, que nominalmente según dijo Chávez es de 6,7% con respecto al presupuesto que se aprobó para este año.
'Lo más duro de los anuncios es el recorte, porque la comparación debe hacerse con respecto al total del gasto público del año pasado y por eso la verdadera reducción es de 18,2%', comentó Asdrúbal Oliveros, director de la firma consultora Ecoanalítica.
El Gobierno desembolsó 192 millardos de bolívares fuertes, que incluye lo previsto en el presupuesto 2008 más los créditos adicionales; pero en cambio, para 2009, por ahora no hay la posibilidad de contar con ingresos extraordinarios, y tras el anuncio del Presidente el techo del gasto se fija en 157 millardos de bolívares fuertes.
Adicionalmente está el impacto de la inflación sobre las cuentas fiscales, lo que implica que un recorte en el gasto sea mayor porque en los cálculos debe tomarse en cuenta el peso que tiene el aumento creciente de los precios de bienes y servicios y que determina que en este momento la tasa anual de inflación esté sobre 30%.
'Un recorte de 6% en el presupuesto público, con estos niveles de inflación, equivale a una reducción del gasto público en más de 35% en términos reales', afirma Miguel Ángel Santos, investigador y docente del Centro de Políticas Públicas del IESA.
Giordani le señaló al Presidente que gracias al Plan Anticrisis no habrá contracción de la economía, la actividad productiva crecerá menos que en 2008, cuando repuntó 4,8%. Se prevé una variación que podría estar entre 1% y 3%, dependiendo básicamente de cuánto más se agrave la situación internacional.
No obstante, a criterio de los expertos consultados, las medidas sí generarán recesión, primero porque no son contracíclicas sino que más bien van en sentido pro cíclico; es decir, se corre el riesgo de que puedan agravar la desaceleración del crecimiento económico al hacer que la variación del producto interno bruto arroje números negativos.
El ministro necesario De los 10 años que lleva el presidente Chávez en el poder, el ministro Jorge Giordani lo ha acompañado en 8. En dos oportunidades hizo un receso de un año cada uno: el primero entre 2002 y 2003, y el segundo durante casi todo 2008 y dos meses de 2009.
Al frente del cargo, Giordani se ha caracterizado por el uso de frases o símiles que prácticamente han definido los objetivos de la política económica.
'Tenemos una clara política antiinflacionaria y antidevaluacionsita' fue uno de sus voló como un jet porque tuvo un crecimiento sostenido entre 2004 y 2008, pero la pregunta ahora es ¿qué pasará en 2009? El Gobierno previó originalmente un crecimiento de 6% para este año; el Presidente no reveló ninguna premisa, pero autoridades aseguran que se está trabajando sobre una meta de entre 1% y 3%.
señalan que no habrá crecimiento. Por ejemplo, los de bancas de inversión como Barclays o el Credit Suisse advierten sobre un desplome en la actividad productiva del país de -4,1 y 0%, lemas durante los tres primeros años de Chávez. Giordani también negó rotundamente toda posibilidad de que la economía pudiera contraerse en un determinado año y optó por asegurar que en esos casos se registraría 'un crecimiento cero'.
Lo que más ha hizo Giordani en años de contracción, como 1999, 2002 o 2003, fue comparar a la economía venezolana con 'un submarino que se encuentra sumergido' pero que gracias a las políticas económicas del presidente Chávez 'se convierte en jet y vuela'.
La primera vez que regresó a la cartera de Planificación fue durante una coyuntura de recesión mayo de 2003, cuando el Gobierno le hacía frente a la recesión que se generó por el paro petrolero, de dos meses, que prácticamente redujo la producción de crudo del país a niveles cercanos a los 500.000 barriles diarios.
'Lo hicimos una vez y lo volveremos a hacer', dijo el funcionario cuando en reiteradas oportunidades se vio obligado a responder sobre el repunte inflacionario y la contracción de esos años.
En ese momento, apostaba a una reactivación de la economía y a bajar la inflación, como ocurrió entre 1999 y 2001.
Utilizando el símil del submarino de Giordani, era tanto como que la economía debido al paro principalmente se sumergió, volvió a ser submarino pero gracias a su plan se transformaría en un jet.
Ciertamente, la economía Pero algunos pronósticos respectivamente.
'La economía venezolana vuelve al nivel del submarino y otra vez se sumerge', afirma José Guerra, ex gerente de estudios económicos del Banco Central de Venezuela.
'Las medidas no son contracíclicas sino pro cíclicas; es decir, siguen la tendencia de la crisis y pueden profundizar la recesión', agrega.
Pa'lante, pa'trás El presidente Chávez admitió que pueden ejecutarse otras medidas dentro del Plan Anticrisis. Dejó abierta la posibilidad de un alza en el precio de la gasolina de 95 octanos, que se mantiene sin variación prácticamente desde hace 12 años y en la actualidad se expende a casi 10 centavos de bolívar fuerte por litro (4 centavos de dólar).
Negó la devaluación del tipo de cambio, que se mantiene sin variación desde 2005; pero él mismo admitió en una entrevista por CNN, a la periodista Patricia Janiot, antes del referéndum del 15 de febrero, que podría haber una devaluación en el mediano plazo. Los pronósticos indican que si se ajusta la paridad, nunca será por encima de 2,70 bolívares fuertes por dólar.
Con respecto al restablecimiento del impuesto al débito bancario, el ministro Giordani afirmó que no se consideraba necesario; pero expertos vinculados al Gobierno aseguran que el IDB forma parte de la segunda fase del plan cuando se tengan que levantar los recursos para financiar el incremento del salario mínimo y de las pensiones, además de cubrir la incidencia que tiene esta medida sobre el resto de la escala de sueldos de la administración pública.
Fuentes oficiales aseguran que la aplicación del impuesto a las transacciones financieras quedó descartada, debido a los efectos inflacionarios que tuvo su cobro, mientras que el impuesto al débito tiene la ventaja, solamente para las empresas, que pueden deducirlo como gasto en la declaración del impuesto sobre la renta.
Homenaje socialista al IVA
Los economistas vinculados al Gobierno prácticamente auguraron el fin del impuesto al valor agregado cuando el presidente Hugo Chávez, a principios de 2007, tomó la decisión de bajar la tasa del IVA a 9%, y se argumentaron dos razones para eliminarlo: una, que se le considera un tributo regresivo; es decir, pecha por igual con la misma tasa sin discriminar el nivel de ingreso de cada persona; y dos, se le considera un invento del Fondo Monetario Internacional y del sistema capitalista.
Sin embargo, el Plan Anticrisis no sólo lo mantiene más vivo sino que incluso casi se le considera justo y necesario para cubrir parte del hueco fiscal, debido a la caída en los ingresos petroleros.
'Casa punto del IVA equivale, a grosso modo, a 3 millardos de bolívares fuertes', dijo el ministro de Planificación Jorge Giordani. Por tanto, con la nueva alícuota, el Gobierno espera no menos de 9 millardos de bolívares fuertes.
Ahora los medios oficiales difunden declaraciones en las que se destaca alguna bondad del tributo.
El ex ministro de Finanzas Nelson Merentes afirmó que el IVA 'es uno de los tributos que menos impacta la inflación', mientras que Jesús Faría, coordinador de la Asociación Bolivariana de Economistas Socialistas, señaló que el incremento del IVA 'conllevará un impacto en los precios', pero asegura que ese efecto negativo 'será infinitamente inferior al beneficio que percibirá la población'.
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