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En el informe de Barclays Capital se asoma la posibilidad de que a mediados de año, específicamente en julio, el Gobierno se vea obligado a dos medidas adicionales para completar el Plan Anticrisis: el regreso del impuesto al débito bancario y una devaluación de 37%, lo que implicaría que la tasa de cambio oficial daría un salto de 2,15 a 2,95 bolívares por dólar.
A criterio de esta institución financiera, esta depreciación del tipo de cambio prácticamente es esperada y más bien la decisión serviría para sincerar una situación que se hace insostenible por el nivel de apreciación que registra la moneda, como han reconocido hasta dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela, entre ellos el ex ministro de Finanzas Rodrigo Cabezas.
'Venezuela ya emprendió una devaluación disfrazada', se afirma en el informe de Barclays Capital por las restricciones establecidas por Cadivi en la aprobación de divisas para determinados rubros que no se consideran prioritarios y en los retrasos en la liquidación de moneda extranjera.
'Las elevadas ventas que se realizan con el tipo de cambio del mercado de permuta y los bajos desembolsos con dólar oficial generarán un tipo de cambio implícito más elevado con efectos positivos sobre las cuentas fiscales', indica. Justamente, el pronóstico de una inflación superior a 30% se sustenta por el aumento que tendrán los precios de bienes y servicios por el hecho de que una buena porción de las importaciones deberán realizarse con el llamado dólar de permuta, que se ha visto afectado por averiguaciones de las autoridades de Estados Unidos contra algunas casas de bolsa venezolanas con presencia en esa nación.
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