La restricción de las divisas para importar teléfonos celulares, una medida que ha tomado el Gobierno Nacional en lo que va de año y que se estima profundizará en los próximos meses, como consecuencia de la caída de los precios del petróleo y de un interés por comenzar, al fin, a desarrollar la producción nacional tecnológica pero sin un plan serio y de verdadera intención de lograr los objetivos por lo menos en el mediano plazo, sólo tendrá un efecto contrario, lamentablemente y, por supuesto, incidirá en un aumento cada vez mayor en el valor de los equipos, menor variedad de éstos y, además, un freno al consumo.
Pero lo más grave de la decisión, es que ésta ha comenzado a afectar a todos los consumidores, especialmente a los más pobres o a los que menor poder adquisitivo tienen. ¿Por qué? Los agentes autorizados de las diferentes operadoras llevan meses de escasez de teléfonos de todas las gamas, altas, medias, bajas y ultra bajas, lo que impulsa a los consumidores a recurrir al mercado de la reventa, donde sólo los que aspiran a teléfonos costosos, como Blackberrys, HTC de gamas altas o cualquier dispositivo superior a los mil 500 bolívares fuertes tienen acceso. El resto, los que quieren cambiar su equipo de gama baja o ultra baja, incluso los de gamas medias que quieren escalar un poco más, deben conformarse con lo que haya o sencillamente adquirir un equipo en el mercado secundario, más caro y, además, usado. La medida del Gobierno Nacional de limitar el acceso a las divisas para importar equipos móviles a los operadores a precios oficiales, que pudiera tener sentido por el tema de menores ingresos por petróleo y la obligación de garantizar otras prioridades como alimentos, entre otros, también tiene otra intención, que hoy día está más desligada de la realidad del país, sobre todo por la mala política aplicada y ésta está en vender, en el cortísimo plazo, la mayoría de equipos ensamblados localmente, en un país donde apenas está instalada una sola planta que apenas ha entregado 10 mil equipos a un mercado que consume más de 11 millones de teléfonos al año.
Y es que en Venezuela, a diferencia del resto de países de la región, la reposición de un equipo móvil entre los usuarios, hasta diciembre pasado, estaba situada en un tiempo menor a los nueve meses, cuando en el resto de países un usuario cambiaba su equipo entre 18 y 24 meses. A ello se suma que los operadores, tienen la obligación de vender los equipos más caros y disminuir cada vez más el subsidio, pues un consumidor A en tres meses desecha su equipo y compra uno mejor, dejando al operador una pérdida que debe reponer para sanear sus cuentas. Y es que por cada equipo vendido, sobre todo en las gamas bajas, el usuario debe permanecer con esa línea y teléfono no menos de 18 meses para que la empresa recupere su inversión en todos los sentidos, servicios, red, infraestructura, equipo, etc. 'Pero en Venezuela, no es así y el operador debe, obligatoriamente, recuperar esa inversión en el menor tiempo, pues el usuario en tres o seis meses decide cambiar de equipo, línea y hasta de operador, por una cuestión ligada a las promociones'. REGRESAR |
