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Los secuestros express siguen estando a la orden del día. A diario nos enteramos de personas o familias víctimas de este delito o que sufrieron algún intento frustrado, pues el Ejecutivo nacional, principal responsable del tema de la seguridad, continúa sin asumir una actitud eficiente en esta materia y más bien parece dirigir sus esfuerzos a sabotear lo que policías regionales o municipales intentan hacer.
Por ello queremos profundizar en algunas recomendaciones para el ciudadano.
Para tener claro de qué estamos hablando diferenciemos lo que es el secuestro del secuestro express. El delito de secuestro implica la retención por días, semanas, meses o incluso años de la víctima, una negociación con la familia, la exigencia de grandes sumas de dinero que requieren operaciones financieras para los familiares, el pago de un rescate acordado y la liberación.
Cifras recientes indican que este tipo de delito se ha duplicado en relación con el año anterior. En el secuestro express el tiempo de retención es de horas, normalmente no existe un lugar de cautiverio sino que todo se realiza en vehículos, se le puede exigir a la víctima que pase por telecajeros a retirar su dinero, que emita cheques o realice compras con tarjetas de crédito; los montos del rescate suelen ser en promedio de 50.000 bolívares fuertes y pueden ser negociados por vehículos, prendas, artículos electrónicos o electrodomésticos.
El primer factor a favor de la víctima es que los secuestradores, al guiarse por algunas señales aparentes o de oportunidad, no poseen información y precisa real de su situación financiera.
Otro aspecto es el tiempo.
Los delincuentes necesitan resultados rápidos, están en la calle ruleteando a la víctima, corriendo riesgos. No pueden prolongar mucho la situación.
Estas dos circunstancias pueden ser debidamente manejadas por las víctimas y sus familiares si son contactados mediante el teléfono celular de la víctima. Se debe mostrar de inmediato el deseo y la voluntad de cooperar, de solucionar rápidamente el asunto, de obedecer las instrucciones de los delincuentes, pero con la mayor amabilidad, disposición y firmeza hacer ver que no se tiene semejante cantidad, que no se dispone de ese efectivo en cuentas bancarias, que no se poseen joyas valiosas que se puedan empeñar en un bingo, que se está consiguiendo el máximo posible, pero que eso requiere algunas horas, que fulanito es el que tiene la firma en las cuentas, pero no está en la ciudad; que alguien ya está en el banco, pero hay mucha cola Intentar alargar los tiempos, estirarlos para llevar a los delincuentes a aceptar lo que sea, pero nunca poner en peligro la vida de la víctima. Algo complejo, delicado, pero que puede funcionar.
Para las familias es un momento de terrible angustia.
La negociación con los criminales debe ser llevada por alguien que sepa mantener la calma y tenga sangre fría, que logre inspirar cierta confianza en los delincuentes y que plantee bajar racional y sustancialmente las expectativas.
Supimos de un secuestro express que la familia manejó de ese modo; en lugar de los 100 millones de bolívares antiguos que pedían los plagiarios inicialmente, entregaron 10 en una bolsa de papel en el estacionamiento del CCCT. El secuestrador que recogió el dinero dio las gracias amablemente y la víctima fue liberada en ese mismo sitio.
En otro caso, negociado por la hermana mayor de la víctima, se logró la liberación a cambio de un televisor de plasma, un Ipod, un Blackberry y dos cajas de whisky.
MARCOS TARRE
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