Lo ocurrido reientemente en Honduras y la insólita postura de la oposición venezolana de apreciarlo como un cambio constitucional de gobierno, mientras la comunidad mundial en general, lo ha calificado como un claro golpe de Estado, es quizás, su mayor error de los últimos tiempos.
El hecho de que un presidente como Manuel Zelaya sea buscado en su casa en horas de la madrugada por fuerzas militares a plomo limpio, y se le lleve secuestrado en ropa de dormir en un avión de la Fuerza Aérea hondureña fuera del país, jamás podría ser tenido, en ninguna parte del mundo, como un evento parte de una acción constitucional para cambiar a un presidente electo por el voto popular por otra persona.
No creemos que hace falta que abundemos en análisis mayores para apreciar allí esa inmensa torpeza de la oposición venezolana, la que a todas luces muestra ante el mundo una ceguera y una sordera totales, así como su muy clara postura ante los valores de la democracia y, obviamente, su indeclinable decisión de seguir montada en la estrategia de la desestabilización y de relizar un golpe de Estado en nuestro país.
IVÁN OLIVER RUGELES
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