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El iPhone, el Blackberry y otros teléfonos inteligentes eran hasta hace pocos años propiedad de unos pocos titulares de altos cargos ejecutivos, pero hoy son aparatos electrónicos frecuentes y su presencia en reuniones de trabajo se ha convertido en algo habitual.
Para muchos, su uso en estas ocasiones es una falta de respeto al resto de los asistentes y una permanente causa de distracción para los reunidos. Otros dicen que se trata de una herramienta más de trabajo que puede servir para tomar notas, hacer comentarios o buscar información relevante para la reunión.
Nancy Flynn, experta en etiqueta en el uso de nuevas tecnologías, asegura que, por mucho que se confíe en la capacidad de compaginar tareas, el uso del celular durante reuniones es un motivo de distracción.
'Escribir mensajes durante una reunión de trabajo distrae y es una falta de respeto al resto de los asistentes. Es igual que hablar con la persona de al lado', afirmó.
Recomendó a las empresas que establezcan estrictas normas escritas para el uso del Blackberry y otros teléfonos inteligentes en horas de trabajo y para que no se contesten e-mails o llamadas salvo en caso de emergencia real.
Flynn añadió que esas reglas deberían abarcar no sólo las reuniones sino todo el entorno laboral. 'Cada vez es más frecuente, por ejemplo, que fotos o videos indiscretos tomados con el celular durante fiestas de empresas acaben en lugares como Facebook, algo que todo directivo querría evitar', dijo.
Dando el ejemplo En Estados Unidos, aún son pocas las empresas que siguen recomendaciones como esas y limitan el uso del celular en el lugar de trabajo, pero su número va en aumento.
Las agencias de talentos Creative Artist y United Talent prohíben el Blackberry durante las reuniones, y en algunas oficinas del banco Wells Fargo adoptaron una curiosa norma: el que mire la pantalla del teléfono durante una reunión debe pagar 100 dólares a una organización caritativa. REGRESAR |
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