Amable pero seco, Miguel Ángel Moratinos va al grano. Luego de un día de brega diplomática con una burocracia venezolana muy poco ortodoxa, no luce cansado, pero sí deseoso de cumplir el trámite. Un breve saludo, un comentario mínimo y desde una mullida poltrona, en la sala de la residencia del embajador español en Caracas, hace un balance de su visita a Venezuela.
-¿Le recomendó usted a los empresarios españoles que lo acompañan en su gira, que tengan confianza en el futuro de Venezuela. Pero luego se reunió con los españoles que viven y trabajan en Venezuela, quienes han sufrido problemas de expropiaciones, confiscaciones e invasiones. ¿Cómo garantizarles a los grandes (sus acompañantes) que no les va a pasar lo que les ocurrió a los pequeños (los están en Venezuela)?
-El resultado positivo de esta visita es el compromiso, por la parte venezolana, de atender ambas direcciones porque se trata de una relación bilateral fructífera y factible de repotenciar grandes sectores de desarrollo económico, energético y de infraestructura. Aquí se confía en las empresas y tecnología españolas, de manera que si están otros países y socios, ¿por qué no España, que tiene el mismo idioma y comparte la visión de una América Latina moderna, estable, democrática. Hemos tenido la satisfacción de establecer un mecanismo de resolución de todos los conflictos que se han producido en el pasado con el colectivo (español), que ha sufrido mucho y ha pasado por la incertidumbre y la angustia El Gobierno venezolano quiere poner punto final y resolver todos los problemas, de acuerdo con el compromiso adquirido por el Canciller Maduro y todo eso quedó plasmado en un documento donde se contempla la creación de una mesa de diálogo, que se reunirá cada quince días, para ir resolviendo, caso por caso, los distintos contenciosos.
-Tardaron demasiado en llegar a esa salida.
-A mí me gusta mirar hacia el futuro. El pasado es pasado y ahora hay que dar confianza a una oferta positiva por parte del Gobierno venezolano que vamos a utilizar como instrumento de resolución de conflictos.
-Los empresarios españoles solicitan garantías de seguridad jurídica. ¿No indica eso que no hay tales garantías?
-Eso es una especie de estereotipo. Cuando se habla de inversión española en América Latina aparece esa petición, lógica y legítima, de cualquier clase empresarial. Lo que hemos venido haciendo, en todos los escenarios de América Latina, es garantizar y proteger la seguridad jurídica. Y eso se logra a través de acuerdos para la protección y promoción de inversiones recíprocas, así como para evitar la doble imposición dentro de un marco jurídico.
-Una cosa son los acuerdos y otros la realidad política. ¿No se forzó aquí la venta del Banco de Venezuela?
-La mejor garantía jurídica es que las relaciones políticas vayan bien. Hemos tenido un contencioso que parecía convertirse en la gran crisis política, económica y financiera entre Venezuela y España. El Banco Santander, uno de los grupos financieros de mayor entidad, iba a ser nacionalizado (una gran palabra). Luego el grupo Santander consideró llegado el momento de poner en venta su presencia financiera en Venezuela y el Gobierno procedió a adquirir el Banco de Venezuela. Todo esto se hizo a satisfacción plena del Gobierno y del Banco de Santander. Y eso fue así porque había confianza, seguridad y voluntad de sacar las cosas adelante. El sentido de la seguridad jurídica es poseer la suficiente capacidad de diálogo político e interlocución para resolver los problemas, que los hubo, los hay y los habrá. Eso es lo que estamos haciendo en el Gobierno español para defender los intereses de nuestros empresarios. Si las cosas fuesen tan mal o hubiese tanta inseguridad, no habría 32 empresarios acompañándome. Ellos tienen una larga presencia y mucha satisfacción.
-Algunos han dicho que se quedan pese a las presiones.
-Pregúntele al Banco Bilbao Vizcaya, a Seguros Mapfre o cualquier sector que pueda estar aquí. Las cosas van bien, porque cuando se ponen malas los empresarios se marchan en busca de otro mercado. Claro que pueden ir mejor y debemos estar atentos para evitar la crisis. De manera que no hagamos un análisis apocalíptico de lo que está pasando o pueda pasar en Venezuela porque la realidad es una gran presencia española.
-Entonces, como diría el presidente Chávez, el imperio español está en plena reconquista de Venezuela.
-Nosotros no reconquistamos nada. Estamos saludando y complementando las necesidades sociales, económicas y de infraestructura que requiere Venezuela. El empresario español esta muy bien preparado para su presencia en el exterior durante el siglo XXI, ha incorporado la responsabilidad social corporativa y tiene un nivel en cuanto a la lucha contra la corrupción. Para nosotros es un orgullo defender las empresas españolas porque apostaron por América Latina cuando nadie lo hacía y la gente miraba hacia otros continentes que lucían más beneficiosos y ofrecían más garantías de desarrollo. Los grandes capitales anglosajones abandonaron América Latina, mientras el empresario español invirtió en momentos difíciles porque compartimos una visión de futuro. Por tanto, no estamos reconquistando nada, sino compartiendo el futuro.
-Pero aquí se vive un proceso de cambio estructural en lo político y en lo económico. El canciller Maduro se lo dijo a usted: 'Venezuela es el epicentro de una revolución'. En esas condiciones...
-Cada país es libre de escoger su modelo, siempre y cuando sea democráticamente sustentado y si no me equivoco las últimas elecciones las ha ganado el presidente Chávez. No creo que en otros países se hayan celebrado tantas elecciones con verificación internacional. De manera que ese es el modelo que la gran mayoría, o la mayoría, desea tener. Por tanto, nosotros debemos ser respetuosos de la voluntad del pueblo de Venezuela y del modelo que escoja, tal y como lo hacemos con los demás países del continente, manteniendo un buen nivel de interlocución con el gobierno democrático.
-Sin embargo, aquí se ha denunciado la usurpación, por parte de Chávez, del poder conquistado en elecciones por gobernantes de oposición a quienes se les ha arrebatado competencias y presupuestos, violentando la voluntad popular. Hay, además, un proceso de expropiación, confiscación o transferencia de 240 concesiones de radio, en un evidente atentado contra la libertad de expresión.
-No se si habrá libertad de expresión, pero las preguntas que me hace usted y la lectura cotidiana de la prensa demuestran que sí la hay. Comparado con otros países, aquí el grado de libertad de crítica y de expresión se respeta. Claro que se puede mejorar, pero la realidad es que hay medios de oposición, críticos y otros favorables al gobierno, como pasa en cualquier país europeo. Yo he leído su periódico (El Universal) y el otro, El Nacional y me imagino que su lectura no debe complacer al Gobierno. Se trata de una legítima crítica, por parte de la oposición, como debe ser en cualquier sistema democrático.
-De manera que para usted, como representante del gobierno español, en Venezuela no están en peligro las libertades, ni los derechos humanos y políticos
-Nosotros debemos defender el fortalecimiento de la institucionalidad democrática. Lo decimos en todo momento y seguimos trabajando en ese sentido.
-En el diario se dijo que usted venía a proponerle a Chávez 'no echarle más gasolina al fuego' en el caso de Honduras. ¿Es eso cierto? El País
-Nosotros venimos a apoyar la existencia y consolidación de una unanimidad por parte de la comunidad internacional en el restablecimiento del orden constitucional en Honduras. Eso ha venido funcionando y debe seguir así en los próximos días y semanas para que cuanto antes regrese el presidente Zelaya, democráticamente elegido.
-Con apoyo de Venezuela.
-No solamente de Venezuela, sino de la Asamblea General de la ONU, la OEA, la Unión Europea, EEUU. Todos actuamos con el mismo objetivo. Yo he venido para consolidar esa posición unánime, de consenso, de unidad para lograr el propósito del regreso de Zelaya al poder.
- ¿Cómo ve la decisión de Zelaya de incursionar desde las montañas nicaragüenses para recuperar el poder?
-Él es libre y el presidente de Honduras, por tanto sabrá como conseguir la mejor manera de regresar lo más rápidamente posible. Nosotros hemos apoyado una solución política, negociada, consensuada con los principales actores internacionales, en una posición que no cree en la violencia. Así se lo transmití a Zelaya ayer, pidiéndole que excluya de su decisión situaciones de tensión y de violencia al interior de Honduras. El me respondió que esa era su intención, de manera que a partir de ahí debemos ayudarlo para que vuelva a ocupar su puesto.
-Comparte usted la tesis de Chávez según la cual EEUU estuvo detrás del golpe de Honduras.
-No la comparto porque tengo plena convicción de que EEUU condenó la acción en su momento y trabaja para que el presidente Zelaya regrese lo más rápido posible. Hemos sostenido conversaciones con la secretaria de Estado, Hillary Clinton y su preocupación es la misma de nosotros. Por tanto le puedo decir que no sólo no la comparto sino que la desmiento completamente. No ha existido, en ningún momento, siempre ha habido la voluntad de defender el orden constitucional por parte de EEUU.
Roberto Giusti
EL UNIVERSAL
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