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Si pasas por un supermercado y encuentras café Santo Domingo, por favor, cómprame algún paquete, que en los de por aquí no se consigue', comentaba una dama a su interlocutor telefónico frente a las cajas registradoras de un automercado ubicado en la urbanización Los Ruices; un comentario que ya se ha hecho costumbre escuchar en cualquier centro de distribución de alimentos de Venezuela.
No se trata de desabastecimiento ni de escasez. La situación, que no solo afecta al café, la leche o papel higiénico, sino a muchos otros rubros alimenticios, está relacionada con la caída de la actividad productiva en meses recientes.
Las cifras hablan por sí solas. El informe del Banco Central de Venezuela (BCV) sobre el comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) de la nación, revela que en el segundo trimestre del año la industria alimenticia se contrajo 6,3% en 2009 respecto al mismo período de 2008; pese a lo cual el ministro de Finanzas, Alí Rodríguez Araque, asegura que la caída no significa que el país está al borde de una recesión.
Tiene y no tiene razón el ministro. Si bien es cierto que el declive trimestral no puede ser entendido como indicador de recesión, no es menos cierto que en términos nominales la producción de alimentos acumula ocho trimestres en franco retroceso, como revelan datos del instituto emisor.
En efecto, los reportes del BCV señalan, que desde el segundo trimestre de 2007, cuando la producción de alimentos experimentó un alzade13,7%,eldescensohasidola constante, hasta llegar al drástico retroceso experimentado en el segundo cuarto de este año.
'Desde hace mucho tiempo no se veía una caída en la producción de alimentos, lo que es un reflejo del retroceso que experimentó la actividad manufacturera en general de 8,5% en el segundo trimestre', afirma Carlos Larrazábal, presidente de Conindustria, un gremio que viene denunciando que 'el cerco' contra la industria atenta contra la seguridad alimentaria del país.
Rojo rojito Reportando cuatro trimestres consecutivos con números en rojo, la caída del PIB manufacturero está fuertemente relacionada con la baja de la producción de alimentos. 'El peso de alimentos en el ponderado del PIB industrial es muy alto, por lo que un retroceso tiene incidencias muy importantes en la actividad productiva en general', acota Larrazábal.
Asimismo, recuerda que, ya en el primer tercio del año, 50% de las industrias dedicadas a la transformación de alimentos reportaban una disminución entre moderada y severa de sus inventarios de materia prima, lo que inminentemente se traduciría en un retroceso de la producción poco tiempo después. Y pasó.
Una explicación única a este retroceso no es posible. El máximo representante de los industriales señala que el ataque contra la propiedad privada, las limitaciones a los inventarios impuestas por leyes como la de Seguridad y Soberanía Alimentaria, y retardos burocráticos para la obtención de documentación, son factores políticos que han tenido una influencia negativa en la industria.
Al respecto, una fuente relacionada con la industria, que prefirió no ser identificada, destaca que, algunas tomas, por parte del Gobierno, de empresas alimenticias en plena producción, han fracasado, lo que se revierte en números negativos para las estadísticas sectoriales.
'Café Venezuela no ha podido suplir a la red Mercal como era su cometido, las plantas de arroz tomadas tampoco han podido sacar arroz regulado, la producción de leche en la ex planta de Parmalat de Machiques es mínima. Son resultados muy pobres y ello se revierte contra la producción general del país', señala la fuente.
Seguros pero no constantes Si algo no ha faltado a la industria alimenticiaparamantenersusoperaciones,sondólaresparaimportar materia prima; lo cual no significa que los empresarios no transiten un verdadero calvario para obtener los preciados billetes verdes.
'No se puede negar que el Gobierno ha cumplido la promesa de dar prioridad a los sectores alimento y medicinas, por ello el tema cambiario es el que menos ha afectado nuestras actividades', afirma Carlos Larrazábal, quien no obstante recuerda que algunas empresas hacen maromas para sortear los retardos.
'En el sector alimentos no hemos visto los retrasos de hasta 200 días que se observan en otras áreas, pero evidentemente hay trabas para la obtención de la permisología que de alguna manera afectan la producción', afirma Larrazábal.
Simón Nobile, presidente de la Asociación de Molinos de Trigo (Asotrigo), confirma esta tesis al asegurar que si bien los dólares fluyen, lo hacen con tal lentitud que los inventarios de trigo permanecen en niveles críticos.
'Siempre se alcanza una solución pero en el último momento, lo que mantiene al sector en una constante inquietud por un posible agotamiento de los inventarios, que siguen estando en niveles de alarma', aclara.
Importar es la salida A la par de la disminución de la actividad productiva en el sector alimentos, la importación se ha convertido en la tabla de salvación para los consumidores.
De hecho, desde 2007 la autorización de divisas para la importación de comida en 2007 se elevó 68% respecto al año anterior; porcentaje que en 2008 se elevó a 81% hasta alcanzar los 7.577 millones de dólares.
'Es evidente que mientras se mantenga el estímulo de las compras en el exterior, la producción nacional seguirá cayendo', afirma el presidente de Conindustria, para quien el Gobierno debería mirar hacia adentro en lugar de buscar en Argentina, Brasil y Ecuador mercados que puedan sustituir los más de 6.000 millones de dólares en importaciones que representa Colombia.
Y es que las compras en mercados internacionales resultan cada vez más onerosas para el país. Según el reporte del BCV, mientras al cierre de 2008 los precios al por mayor de los productos importados experimentaron una variación de 17,8%, durante los primeros siete meses de 2009 la variación de precios supera el 24%, lo que indiscutiblemente significa un aumento de los costos de manufactura y predispone el aumento de precios al consumidor.
Paramuestraunbotón:mientras queeneneropasadoelpreciointernacional de la carne de pollo promediaba los 870 dólares la tonelada,alcierredejunioelprecioescaló los 1.236 dólares, 42% en apenas seis meses; mientras que el azúcar aumentó25%enelmismoperíodo.
Consumo en veremos La premisa debatida por el Gobierno sobre que el aumento del consumo de alimentos y la imposibilidad de la industria para atender esa demanda hizo necesario recurrir a las importaciones, pareciera no tener hoy un sustento muy confiables.
En efecto, si bien desde 2005 y como consecuencia del aumento de la liquidez el consumo dio un salto, la situación comenzó a revertirse desde el año pasado, toda vez que de un aumento de 18,7% en 2007, el alza se redujo a 6,3% en 2008 para caer en el primer semestre de este año a -5%, según la encuestadora Datanálisis.
'La contracción en el consumo agregado durante los primeros seis meses de 2009 se vio impulsada por la caída de 10% en la compra de bienes no esenciales', afirma el socio-director de la firma Luis Vicente León, quien no obstante señala que entre julio y agosto se observa un ligero repunte del consumo general, debido al aumento del gasto público.
Pese a la mejora en las últimas semanas,esinnegablequeelbalance 2009 no mostrará los resultados positivos de los años anteriores.
Dado que el gasto en alimentos representa en promedio 42% del presupuesto familiar, la disminución de entre 2% y 3% en la compra de comida que reporta Datanálisis en la primera mitad del año, imprime un sello negativo al balance general; cuanto más si se cumplen las proyecciones de la empresa, que a principios de año estimaba una disminución del consumo general cercano a 2,5%.
Como colofón de esta caída de la producción nacional de alimentos, están los datos del principal bastión gubernamental en esta materia: la misión Mercal.
Según las estadísticas del Ministerio de Alimentación, hasta mediados de agosto el promedio diario de ventas de productos nacionales se ubicó en 4.367 toneladas/día, cifra similar a la alcanzada en 2006 y 2007, pero 11% por debajo de lo logrado en 2008.
'Sin duda Mercal se ha visto afectado por la contracción de la oferta de bienes nacionales, lo que no necesariamente quiere decir que haya desabastecimiento', aclara un consultor del área que prefirió reservar su nombre REGRESAR |
| Fecha publicada: 28/08/2009 Fuente: El Mundo Tema: comida
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