La Ley Orgánica de Educación menciona en siete artículos la calidad de la enseñanza como característica de la educación y como derecho de los estudiantes, pero en ninguno de los apartados expone una definición de ese concepto. El ministro de Educación Superior, Luis Acuña, y la presidenta de la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional, María de Queipo, explican que la calidad está asociada a la pertinencia.
Entonces, los alumnos serán formados como los venezolanos que necesita el país. 'Será una educación que ponga el pensamiento al servicio del desarrollo endógeno de la nación. Formaremos hombres y mujeres de primera categoría con sentido de su historia, con una educación que no sólo ofrezca conocimientos, sino valores. El énfasis estará en la formación, más que en la instrucción', explica la diputada, para quien lo importante no son los títulos académicos sino las habilidades para la vida.
El ministro apela a un ejemplo para explicar el concepto.
Dice que de las instituciones venezolanas es posible que no salga el mejor ingeniero de redes para manejar un transbordador de la NASA, pero que ese profesional estará plenamente capacitado para resolver las necesidades de un sector popular. 'Estamos tratando de formar ciudadanos para atender asuntos internos del país', reitera.
Ambos voceros aseguran que, por sí sola, la ley no garantizará el incremento de la calidad, pues este es un tema pendiente que se abordará en las leyes y reglamentos que se derivarán del nuevo instrumento legal.
Expertos en materia educativa también dudan que la enseñanza pueda mejorar como consecuencia de la LOE, pues consideran que hay muchos vacíos en el texto.
Las omisiones. Leonardo Carvajal, miembro de la Asociación Civil Asamblea de Educación, indica que para aumentar la calidad era necesario un artículo que obligara al Estado a comprometerse a extender la jornada escolar, con el modelo de tiempo completo que existe en las escuelas bolivarianas. Denuncia que tampoco hay apartados que garanticen la construcción de planteles o la dotación de profesores y modernos recursos para el aprendizaje. 'La LOE peca por omisión. Los conceptos cardinales ligados al proceso educativo están hiperminimizados', dice.
Mabel Mundó, investigadora del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela, advierte que aunque se enuncia el concepto de calidad, el concepto es confuso y el articulado está alejado de las metas de la educación mundial. 'A pesar de que (el ministro de Educación, Héctor) Navarro ha anunciado que se trabajará la calidad, la ley no genera expectativas sobre eso. Para ello habría que tomar otras medidas ligadas a la formación docente, los sueldos de los educadores y las condiciones de los planteles. No es un problema de leyes sino de voluntad política', asevera.
Pastora Medina, diputada de la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional, por su parte, insiste en la necesidad de mejorar los derechos, condiciones de trabajo y beneficios de los maestros, para poder aumentar la calidad de la educación: 'A los educadores se les obliga a arrodillarse para obtener trabajo y la ley incluye sanciones muy duras para ellos. Nadie puede producir calidad bajo presión. Habría que abordar problemas como la deserción escolar, la infraestructura y la tecnología'.
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