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¿ Qué duele más, la paliza que le dieron o la impunidad? De la paliza sólo queda un recuerdo desagradable y, obviamente, el lamento de que situaciones como esas se den en un país que en teoría es libre y democrático y por el cual seguiremos trabajando, bien ejerciendo el periodismo o como ciudadanos. Pero, sin duda, hay otro dolor: ver cómo las instituciones del Estado, en este caso la Fiscalía General, no avanzan en las investigaciones que desde un primer momento se anunciaron con bombos y platillos. Por notitia críminis se designaron unos fiscales que esa misma noche nos interrogaron; sin embargo, eso duró dos o tres días. Vinieron a la empresa y se les entregaron unas gráficas que ponían en evidencia a los agresores.
¿Y los fiscales no han regresado? No. A aproximadamente cinco personas que no pudieron declarar no les daban citas en la comisaría Simón Rodríguez en un intento por retrasar la averiguación. De manera unilateral, las enviamos a la comisaría hasta que los atendieron.
Con los fiscales se identificaron cinco personas; ¡ojo con nombres y apellidos! No todos eran trabajadores de Ávila TV, uno es del Centro Simón Rodríguez pero conduce un programa allí. Al él, por ejemplo, se le identificó por Facebook.
Al final, sólo se dictaron tres órdenes de detención; una de ellas viciada, por lo que sospechamos que querían justificar que fuera puesto en libertad, aunque no reclamábamos que se mantenga detenido porque las leyes garantizan el juicio en libertad. Las otras personas no han sido ubicadas. En el Cicpc dicen que el Ministerio Público no pidió más diligencias.
¿El caso está paralizado? Sí. Mañana reclamaremos en la Fiscalía General por qué no han detenido a los responsables y qué pasó además con el caso de la colega Cecilia Caione. ¡Basta de impunidad! Si intentan engavetarlos quedarán en evidencia.
¿No temen que les pase como al estudiante Julio César Rivas, al que acusan de cuatro delitos, entre ellos incitación a la guerra civil y al odio sólo porque protestó? Sí. Es el mundo al revés. Es absurdo hablar de ese escenario, pero hacia allá nos llevan.
Tenemos que justificar las protestas como ciudadanos frente a una violencia desatada que el país sabe de dónde viene.
Esa amenaza existe. Sin embargo, el gremio periodístico está movilizado, lo cual habla de que si hay miedo, no es un miedo que nos va a paralizar.
Defenderemos los derechos a la libertad de expresión y a recibir información de manera veraz, oportuna, como dice la Constitución.
El PCV y los Círculos Bolivarianos los acusan de desestabilizador. Falso. Algunos operadores políticos intentan torcer la verdad y convertir a las víctimas en victimarios. Es evidente que los que tenían palos y daban puños están ligados al chavismo. Fuimos a la avenida Urdaneta porque lo decidió una asamblea de trabajadores de la Cadena Capriles que, días atrás con el respaldo de 165 firmas, exigió la renuncia de la fiscal general. Fue una movilización gremial ante la reforma de la Ley del Ejercicio del Periodismo, pero que agarró fuerza cuando la fiscal presentó en la Asamblea Nacional una ley de delitos mediáticos.
Todo está relacionado con la libertad de expresión y el ejercicio del periodismo. El 13 de agosto fuimos a decirle a la gente que la Ley de Educación era un nuevo intento por cercenar la libertad de expresión, y que esa libertad no es un privilegio de los que estamos en los medios. Es un derecho humano.
¿Usted milita en algún partido? No. No he militado nunca.
¿Simpatiza con el Gobierno? No puedo simpatizar con un gobierno autoritario, que intenta criminalizar la disidencia, que no quiere la prensa crítica, que secuestra los poderes, que criminaliza al que denuncie un ruleteo de embarazada por los hospitales o la inseguridad. Este Gobierno quiere callar esas voces.
¿Esa posición no le impide ser objetivo? En lo absoluto. Cubro una fuente oficial: la Asamblea Nacional y hasta hoy nadie puede decir que Marco Ruiz estaba de un lado u otro. Tengo una faceta como ciudadano y unas preocupaciones a las que no pienso renunciar.
Mi condición de periodista no anula mis derechos como ciudadano.
¿Los periodistas tienen patentes para no ser tocados? No. ¡Señores, no queremos escondernos detrás de la profesión de periodistas para ejercer el derecho a la protesta! Los ciudadanos no pueden ser perseguidos ni tratados brutalmente por protestar. Ese es un derecho consagrado en las leyes.
¿Y pueden ser políticos? La política alcanza todo. En ninguna parte se le prohíbe a los periodistas hacer política, lo que no podemos es hacer es política partidista. Hubo un `acto político' donde se denunciaron las cosas malas de la Ley de Educación que fue aprobada con heridos y a la medianoche.
¿No les frustra que el Gobierno ignore las quejas? El fin es desmoralizar a una ciudadanía movilizada, pero no podemos ceder. Pretenden desmoralizar, acallar y meter miedo, pero lejos de eso se ha fortalecido el gremio: en siete asambleas los periodistas han expresado la voluntad de enfrentar los intentos por cercenar los derechos al trabajo, a la expresión y la información.
¿No temen ser declarados 'objetivos de guerra', como dice Lina Ron? Seguiremos denunciando los excesos y los que nos acusan de `operadores políticos' pierden su tiempo. Nos van a encontrar en la calle. Aprendí a correr pero eso no me lleva a quedarme encerrado. Estaremos en las calles hasta que, en este caso, la Fiscalía responda.
¿No es contradictorio pedir la renuncia de Luisa Ortega Díaz y al mismo tiempo exigirle que actúe? Tenemos unas diferencias con la fiscal, a la que responsabilizo de lo que pasó, porque al presentar una ley de delitos mediáticos alegó que los periodistas cometemos delitos, lo cual es falso. Por esas iniciativas y el verbo encendido del Presidente los periodistas somos blancos de sectores violentos. Tenemos diferencias con la fiscal y pedimos su renuncia, pero reconocemos al Ministerio Público como institución.
¿Qué pasaría si la Fiscalía no responde? Con la asesoría de Espacio Público el caso irá a instancias internacionales, lo cual nos obliga a agotar las vías internas. Por eso, exigimos un juicio. Como han transcurrido 30 días de los sucesos en la esquina Beroes y el Ministerio Público tiene 45 días, estamos movilizados porque queda menos tiempo.
¿La violencia es culpa de Ávila TV o es una política de Estado? Desde hace 10 años denunciamos y rechazamos que se hostigue a los medios, así que mal podemos estar contra Ávila TV. Dijimos que dos personas trabajan allí. Otros son del Centro Simón Rodríguez, pero conducen programas. Ellos dijeron, con mala intención, que teníamos una campaña en su contra. ¿Que el Gobierno tiene una política de violencia? Sí. Desde hace 10 años fustiga a los medios. Antes atacaba a empresarios, ahora, a periodistas. La fiscal y el Presidente son los responsables. Es una política de agresión y de mal poner a los medios, así como han impuesto la política de la mentira. El hecho que el Presidente nos tilde de violentos y provocadores es institucionalizar la mentira. Es importante que desde el Gobierno y el PSUV llamen a los violentos y les pidan que cesen en sus actos. Estas situaciones pueden llevar a una violencia extrema. Ese día me golpearon seis personas. Por fortuna no trajo consecuencias. ¿Qué vamos a esperar? ¿Un muerto? ¿Que quede uno gravemente herido? No debemos esperar eso sino dialogar.
¿Intentan derrocar a Chávez? No. No pretendemos desconocer al Presidente, al Estado, a las instituciones ni las autoridades. Sólo exigimos que el Estado respete los derechos de los ciudadanos.
¿Aspira a conducir el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa? Estaré dispuesto a trabajar por el gremio y el país, aunque no necesito un cargo para defender lo que creo. El sindicato, única trinchera que queda, vamos a defenderlo como sea y en el terreno que sea.
¿A usted le paga la CIA? En un país donde el bien más apreciado es el dólar me gustaría recibir un chequecito en dólares de vez en cuando.
Sin embargo, es una gran aberración. Es una campaña de los operadores del Gobierno para descalificar a los periodistas.
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| Fecha publicada: 14/09/2009
Fuente: El Nacional
Tema: politica
Tags: Facebook en Venezuela
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