Parece ser que las dos potencias imperiales más reconocidas del continente se han confabulado para acabar con los logros de la revolución cubana.
Por lo que a nosotros respecta, hemos comenzado a desfalcar el patrimonio cubano. Primero el humano, que es el más importante de toda nación: los médicos, los técnicos y un montón de joyeros, porque siempre se oye hablar de los anillos de seguridad cubanos.
Esto, sin contar con aquellos que figuran en los rumores y de cuya existencia no hay pruebas, tales como babalaos, militares, profesores de ruso y bailarinas del Tropicana. Súmele al daño que tal fuga de talento representa para un país, la simbólica expropiación de un avión de Cubana, sin necesidad alguna porque a él se le compró su avión nuevo de paquete, como diría Don Francisco, y que en su momento bastante caro nos costó. Añádale a lo anterior las crecientes amenazas de acabar con uno de los logros más publicitados de la revolución (cubana): el deporte, cada vez que pretendemos derrotarlos y avergonzarlos en disciplinas en las que ellos se han destacado.
Por su parte Obama, con su carita de que no mata una mosca, acaba de anunciar la posibilidad de envíos masivos a Cuba de: celulares, computadoras, conexiones de internet y cuanto artefacto globalizador se ha inventado, BlackBerry incluido. Obama pretende con ello hacer realidad aquellas proféticas palabras de Juan Pablo II de que 'Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba'.
Creo que el peligro de este ofrecimiento de Obama no se le escapa a Fidel. Como dice el popular refrán: 'Con amigos así, quién necesita enemigos'
PS: Este artículo fue enviado desde un Blas Berry enviado por Obama.
Donado desde mi BlackBerry de Movistar.
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