En el regreso a clases, que se esperaba de confrontación entre patrulleros del PSUV y representantes, prevaleció el sentido común. La batalla augurada a favor y en contra de la Ley Orgánica de Educación quedó en especulación y finalmente niños, niñas y jóvenes regresaron a las aulas, no sin que la amenaza desaparezca.
En el escenario de aparente calma, la Red de Madres, Padres y Representantes preparó una guía de acción para afrontar lo que supone de la ley, y sus reglamentos futuros, una amenaza para la educación. Ayer se reunió un grupo de docentes de todo el país, de escuelas públicas y privadas, para recibir un taller sobre el tema en la Escuela de Ciudadanos.
La incertidumbre sobre los peligros reales de una ley marco; el resquemor por la aplicación de controles a los maestros en el aula, quienes deben dictar clases con acompañantes pedagógicos que fungen de supervisores; y la necesidad de tener una visión centrada sobre el instrumento legal; resumen las inquietudes que llevaron los docentes al taller.
Lila Vega, miembro de la red de padres, explicó una estrategia para hacer frente a la Ley de Educación, que comienza por aplicarla en sus artículos positivos, que permiten exigirle al Gobierno que cumpla su obligación de mejorar la educación. 'Cómo me garantizan los 200 días de clases cuando faltan 5.000 planteles y hay 4 millones de niños fuera del sistema escolar. No podemos partir de posiciones radicales. Hay que aplicar lo positivo de la ley y adversar lo que no lo es'.
La propuesta sugiere hacer frente al instrumento con iniciativas nacionales, como introducir recursos de nulidad ante el Tribunal Supremo de Justicia y trabajar por construir otra ley. 'Rechazamos ésta porque no resuelve los problemas, pero tenemos que crear otro planteamiento'. La difusión de las bondades, peligros y omisiones de la ley a través de talleres como el de ayer es una de las primeras actividades que se organizarán en este sentido.
Vega señala la importancia de minimizar el impacto que puedan tener en las aulas artículos controversiales de la ley.
La incorporación de los consejos comunales a la escuela, indica, puede ser una oportunidad de crear una lista con las necesidades de la institución y que puedan ser canalizadas a través de las organizaciones comunitarias. Involucrar a los estudiantes en la discusión del instrumento es otra tarea fundamental. La activista sostiene que el salón de clases debe ser un espacio de libertad, donde debe privar el criterio pedagógico del maestro, un actor fuertemente controlado antes y después de la ley.
Algunos participantes en el taller expresaron su preocupación por el control que se ejerce sobre la labor docente.
'Hay casos en los que en un salón llegan a haber hasta cuatro profesores además del titular. Incluyen a los egresados de la Misión Sucre, la Universidad Bolivariana o de la Simón Rodríguez, además del acompañante pedagógico, que muchas veces no es docente y termina como supervisor. En muchas escuelas se institucionaliza de esta forma la persecución del maestro', afirmó Alicia Loreto, representante del Colegio de Profesores de Aragua.
La protesta creativa. Elías Santana, director de la Escuela de Ciudadanos, explicó a los talleristas la importancia de hacer resistencia pacífica a ley, que calificó como parte de una serie de intentos del Gobierno por controlar a la sociedad venezolana. La protesta creativa y simbólica es otra estrategia de lucha cívica, sobre todo si se enfoca hacia problemas concretos (inseguridad, infraestructura, calidad educativa).
Con los principios de la no violencia activa, la desobediencia civil o la resistencia pacífica de luchadores como Martin Luther King o Mahatma Gandhi, sostuvo Santana, debe hacerse frente a la Ley de Educación y a otros instrumentos que están por aprobarse. REGRESAR |