La caída del consumo, producto de la crisis mundial y de las políticas nacionales, viene acompañada de un cambio en el hábito de compra de los venezolanos. Según Datanálisis, el descenso del ingreso real familiar de 5% al cierre de 2008 se mantiene, lo que significa una ruptura con relación a años anteriores, caracterizados por una gran liquidez.
'Paradójicamente, el consumidor que más compra es el de los sectores populares porque ha mantenido su poder adquisitivo al estar más atado a un salario mínimo, cuyos aumentos han superado la inflación, además de contar con otros ingresos como las misiones', expresa Carlos Jiménez, director de Datanálisis.
Sin embargo, la recesión afecta a todos y eso se refleja en casi todos los productos. Alimentación, vehículos, transporte y educación son los rubros que más han mermado este año. Y casi la mitad del ingreso familiar se destina a alimentos, lo que deja poco margen para otros renglones.
Cavidea reporta una caída en la venta de alimentos básicos que incluye 8 de los 19 rubros regulados. Y la Asociación Nacional de Supermercados destaca el encarecimiento de frutas y verduras, lo que obliga a reducir la lista de compras. Las variables coyunturales son la disponibilidad de recursos y la confianza en el entorno país. Y ambas están en baja.
El consumidor se ha vuelto más cauto, busca productos que le rindan más (lee las etiquetas, lo que antes no hacía), hace compras de menor volumen y más frecuencia, se mantiene fiel a las marcas pero no con devoción, es más exigente, y valora las actividades dentro del hogar.
Ni tan malo La explicación de por qué la fidelidad de marca se está diluyendo es que durante los períodos de escasez, el consumidor se acostumbró a tomar lo que encontraba en los anaqueles y se dio cuenta de que el cambio no siempre le resultaba negativo. Este fenómeno se dio con la leche, porque la gente ahora la compra en sus distintos tipos y marcas, sin resistencia alguna. Esta disposición del consumidor a migrar obliga a las empresas a diferenciar mejor sus productos.
'Dentro de cada rubro hay renglones heterogéneos. No todas las ventas van en baja.
Por ejemplo, los embutidos se venden bien porque no han abandonado las innovaciones ni las inversiones en publicidad. Lo mismo pasó con las maltas y las cervezas ligeras hace algún tiempo', agrega Jiménez. Y apunta que los servicios de telecomunicaciones (telefonía móvil y TV por suscripción), si bien ya pasaron el auge de crecimiento, continúan siendo atractivos para el mercado, cuyo consumidor valora estar actualizado y presenta un alto nivel de aspiraciones.
Los productos de lujo siguen gustando. Para muestra, un botón. La venta de blackberrys en Venezuela equivale a las de Brasil y México juntas.
Al venezolano le gustan las marcas y es difícil cambiar esa adhesión por más que se promulgue desde las esferas del poder que 'gastar en cosas innecesarias es malo'.
Otra novedad del mercado nacional es la aparición de un mayor número de mercados populares, promovido por autoridades en su lucha contra el comercio informal.
Estos mercados tienen buena afluencia de público y, lejos de competir con los centros comerciales, refuerzan la categoría.
Para 2010, la economía nacional atravesará no pocos escollos, pero quizás el consumo no se muestre tan comprometido como en 2009 porque, en año electoral, es de esperar que el Gobierno tome un nuevo impulso en la distribución de la renta petrolera en los barrios, como siempre lo hace en tiempos de elecciones.
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