Tras el quinto intento, en cuatro años, de invadir el Centro Comercial Cedíaz, ubicado en la avenida Casanova, se sienten las secuelas.
Después del desalojo del domingo, cuando 120 personas ingresaron a la fuerza al edificio, ayer nadie tenía acceso al lugar sin antes presentar alguna identificación.
En la puerta, cinco miembros de seguridad del Cedíaz supervisaban la entrada de cada visitante. Entre estudiantes del Instituto Universitario de Mercadotecnia y empleados de varias dependencias, 3.500 personas usan diariamente estas instalaciones.
La reja que derribaron el domingo los líderes de la invasión fue reforzada con ocho cadenas y sus respectivos candados. Unos veinte vigilantes custodian ahora las diversas áreas del edificio.
Celestino Díaz, administrador del centro comercial, reiteró que el inmueble es una propiedad privada y aclaró que el decreto de expropiación que mostraban algunos miembros de la Fundación de Vivienda Digna Socialista ya no procede, pues nunca se realizó una negociación con el alcalde de entonces, Juan Barreto.
'La mayoría de las oficinas del edificio son dependencias administrativas del Instituto de Mercadotecnia, sólo un 8% están desocupadas'.
Paradójicamente, los ocupantes ilegales mostraban la Gaceta que incluye al Cedíaz en la lista de edificios patrimoniales, como un alegato para tomar el inmueble.
La quinta arremetida por ocupar el lugar fue similar a las anteriores. Llegaron con pistolas automáticas, de las que salieron algunos disparos. Varios portaban camisas rojas con la estampa del Che Guevara en un grupo conformado en su mayoría por mujeres y niños. Se llevaron radios, destrozaron cámaras, lóckers y equipos de seguridad.
Por quinta vez, Celestino Díaz abrió un expediente en la Fiscalía y esperó infructuosamente la presencia de algún funcionario del ente. 'Sólo llegó un representante de la Defensoría del Pueblo, quien facilitó el desalojo, junto a la actuación de la Policía Metropolitana, el único cuerpo de seguridad que ha actuado en los anteriores intentos de invasión'.
Delia Meneses
EL UNIVERSAL
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