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En menos de 24 horas fueron asesinados dos funcionarios del Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc). Elevándose así a 50 el número de funcionarios muertos en lo que va de año, sólo en Caracas.
Y es que a los familiares de los funcionarios asesinados la piel se les erizada, piensan que no hay nada peor que vivir con la angustia de quien vive en un país que pareciera estuviera en guerra. Sólo que en la guerra se apunta al blanco y se lanza una bomba para destruir el objetivo del enemigo. En nuestro país pareciera que todos somos enemigos. La guerra es contra quien camina en la calle, va a trabajar, habla por celular, se monta en su carro, duerme o ve televisión en su casa, o contra un policía. Y ante ello las calles se anegan de lágrimas y de rabia.
En esta oportunidad al agente Javier Alfonso Subero Rojas, de 28 años de edad, fue asesinado de ocho tiros la noche del pasado jueves, en el sector Marín, de San Agustín del Sur, donde acudió a visitar a unos amigos, pero primero se tomó unas cervezas con unos conocidos y al sitio llegaron varios sujetos que le robaron todas las pertenencias incluyendo las credenciales y el arma de reglamento.
Por varios años laboró en la morgue de Bello Monte y tenía unos 2 ó 3 años trabajando en la Región Vargas. Siempre se desplazaba en su moto Modelazzo, pero en esta oportunidad no la llevó porque está dañada. Dejó huérfanos a dos niños de 1 y 4 años de edad.
Por otro lado, pasadas las 7:00 de la mañana de ayer, ultimaron de un tiro en el pecho al detective Javier Villasmil, de 24 años de edad, adscrito a la División Contra Robos, cuando transitaba por la avenida Urdaneta, frente a la sede del Ministerio de Finanzas, fue interceptado por cuatro sujetos, que intentaban robarle.
Algunos testigos señalan que los delincuentes bajaron de un Toyota Corolla gris. En este hecho, además del funcionario, resultó muerto uno de los atracadores porque Villasmil los enfrentó, otro antisocial está herido, los sabuesos se encuentran en las labores de investigación en varios centros hospitalarios a fin de ubicarle y darle captura.
El suceso ocurrió a 300 metros del Palacio de Miraflores, área que por cierto pertenece a un perímetro de seguridad. Mientras, el cadáver del Leonardo Fagundez, uno de los ladrones, quedo en la calle, con un tiro en la cabeza.
Al parecer los antisociales se desplazaban en el vehículo por la avenida Urdaneta en busca de víctimas para robar. Aparentemente se percataron de que el funcionario llevaba un teléfono celular y se lo quitaron. Villasmil respondió al ataque con su arma de reglamento pero cayó al recibir el impacto en el pecho. La pistola del funcionario y la del delincuente quedaron en el sitio.
Villasmil haría su última guardia en Caracas, porque a partir del lunes estaba transferido a Valencia donde reside su familia, deja una niña recién nacida. Era vecino del director del Cicpc, Wilmer Flores Trosel, relataron sus compañeros de trabajo.
El funcionario laboraría con el jefe de la región Carabobo, Rubén Lugo, su antiguo jefe en la División Contra Robos que está recién transferido a esa dependencia.
Las investigaciones preliminares llevaron a los detectives comisiones de la División de Homicidios y Robos a realizan pesquisas en el bloque 47 del 23 de enero, de donde al parecer pertenece a la agrupación delictiva que interceptó al funcionario dando con la captura aparente de uno de los implicados, quien confesó su participación en los hechos indicando que ellos pertenecían a una organización que se dedica al robo de celulares y blackberrys. Los efectivos del Cicpc le incautaría al detenido varias porciones de droga y dos cacerinas de pistola, al que presentarán ante los tribunales por flagrancia. REGRESAR |
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