Mientras que en el Gobierno celebraron la nacionalización de la mayor empresa telefónica del país, en el otro extremo, proveedores, contratistas, cientos de empleados y en general los miles de negocios y familias ligadas a la corporación Cantv, lamentaron la hazaña estatal, así como el precio que finalmente pagaron por una empresa que vale, según cálculos estimados, por lo menos el triple.
Pero el trompo giró a favor de la propuestaimposición estatal y, a pesar de lo que pueda generarse a partir de ahora con una Cantv que formará parte del triángulo piramidal del Estado, justamente ubicada en el centro del ministerio del PP para las Telecomunicaciones e Informática como operadora de servicios telefónicos y con dos extremos a su favor: control y regulación con Conatel, lo que más temor causa a los que tienen años trabajando para la compañía en las múltiples tareas que se ejecutan, desde proveer equipamiento hasta colocar bombillos, es que sus contratos de servicios y negocios, sencillamente no se renueven o se enmarquen en una nueva especie de examen en donde no haya respeto por el mérito, trabajo y calidad y en donde sea más importante vestirse de rojo o ser activista del PSUV que demostrar capacidades y habilidades de trabajo en el campo de las telecomunicaciones.
Franco Silva, gerente general de Operaciones de Conatel, ha dicho en dos ocasiones diferentes en menos de 15 días, que el Estado está trabajando para que los profesionales venezolanos se queden en el país e incluso para rescatar a los talentos que están en el exterior y que aquí hay miles de oportunidades y que todo está por hacer, pero en la práctica pasa todo lo contrario.
Y para muestra el temor de los miles de trabajadores activos de la Cantv que no comparten la filosofía estatal, que han comenzado a buscar opciones en otras empresas y países sin éxito y que lamentablemente deben permanecer en la empresa, conociendo que, aún en contra de sus convicciones y voluntad, tendrán que colocarse una camisa roja y marchar cuando la revolución se lo exija, para así preservar su empleo, pues lamentablemente las posibilidades y los beneficios en el tema laboral son escasos en la Venezuela de hoy día y mucho más en un sector que comienza a ver un cerco y una amenaza muy fuerte en temas de regulación y competencia.
AL FILO DE LA NAVAJA
Los más de cinco mil contratados de la empresa también son parte de un gran problema, pues aun cuando una nueva Ley laboral podría protegerlos, es casi seguro que tendrán que crear empresas cooperativas, de producción social, firmas personales y hasta micromicroempresas, para poder seguir trabajando en la compañía, pues las renovaciones de sus contrataciones son ya una relación del pasado y así lo han dejado saber los funcionarios de Gobierno encargados de la cartera del Trabajo en diversas pronunciaciones.
Al nuevo dueño se le viene el mundo encima, a los trabajadores también y, aunque es notable que los primeros no han previsto lo que pudiera generar una estrategia errada en el tratamiento de los problemas laborales, lo cierto es que los trabajadores parecen más unidos y la mayor demostración de ello está en la discusión del contrato colectivo y en la fuerza ejercida para que una gran mayoría de ellos mantuviese la acción y no la vendiera en la OPA, aunque para algunos la decisión es más que una intención fallida, pues creen que no conseguirán lo que quieren.
No obstante, el solo hecho de tener un 5,71% de la empresa les da más derechos y no descansarán hasta que les paguen lo justo o les den la oportunidad de ser unos socios en igualdad de condiciones.
El juego apenas comienza.
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