Haciendo un minucioso detalle del comportamiento del PIB hasta el tercer trimestre, podemos concluir que la economía venezolana finalizará el 2009, con una caída superior al 2% después de haber alcanzado un crecimiento de 4,8% el año anterior. La actividad no petrolera, representa el 76,5% del PIB y dentro de ella el sector manufacturero y comercio, equivalen al 34%. Estos últimos dos sectores vienen a representar el 26,6% del total PIB.La actividad petrolera tiene un peso en el PIB del 12,04% y los impuestos netos sobre los productos constituyen el 11,41% del PIB. Por lo tanto podemos ver que el sector manufacturero y comercio juntos son 2,2 veces más importantes que el sector petrolero, en el comportamiento de la actividad económica el país y estos cayeron en el tercer trimestre 9,2% y 11,5%, respectivamente. El economista, César Aristimuño, Presidente de Aristimuño Herrera & Asociados, señala que en el cuarto trimestre, tanto la actividad no petrolera, como la actividad petrolera y los impuestos netos sobre los productos, mostrarán una caída no inferior al 3%, lo que nos lleva a estimar un PIB a precios constantes de 1997, de Bs.F 56.486.242 miles para el 2009, cifra que vendría a representar una disminución de 2,5% con relación al PIB del año 2008, cuyo valor fue de Bs.F 57.927.000 miles. Inclusive el sector manufacturero es mucho más importante que el sector petrolero, en la medición del PIB. El primero tiene un significado del 16% mientras que el sector petrolero, como ya indicamos equivale al 12,04% del total PIB. El sector manufacturero Es por esta razón que le damos al sector manufacturero una importancia fundamental en el comportamiento económico del país y, sobre todo, el hecho de que los medios de producción, del sector manufacturero, continúen estando en manos del sector privado. Ya habíamos señalado en estudios anteriores, las razones para afirmar lo indicado.1.Un sector privado fuerte, genera una importante oferta interna de bienes y servicios que permiten maximizar la satisfacción de las necesidades crecientes de la población venezolana. 2. Un sector privado fuerte, permite mantener altos niveles de empleo incidiendo en un mejor nivel de vida. Los empleos que vienen de empresas eficientes y rentables son duraderos y permiten a los trabajadores crecer. El primer paso para sostener e incrementar el empleo es dejar que el sector privado prevalezca sobre el sector público en términos empresariales. Anualmente se incorporan unos 600.000 venezolanos a la fuerza laboral del país y la única manera de crear las condiciones para fomentar estas plazas es manteniendo un sector privado fuerte y estimulando la inversión privada nacional y extranjera. 3. Un sector privado fuerte, permite que una parte importante de las reservas internacionales de Venezuela no se destinen a la importación de bienes como consecuencia de una disminución en la oferta interna causada por la debilidad de nuestro sector privado. Ser vulnerable en este aspecto, coloca en riesgo la satisfacción de nuestras necesidades, pues estas dependerían si existen las suficientes reservas internacionales para realizar las importaciones. 4. Un sector privado fuerte, contribuye a lograr una mayor recaudación interna de ingresos para el fisco nacional, lo que permite fortalecer las finanzas públicas. La caída en la recaudación impositiva se sentirá con mayor fuerza en la medida que el sector privado se haga más débil. Igualmente debemos indicar, que el déficit público se hace mayor en la medida que cae la recaudación. La contracción de los ingresos procedentes de impuestos relacionados con el sector privado, provoca que una parte del deterioro de las cuentas públicas sea de carácter estructural permanente. Este hecho estrecha los márgenes para políticas fiscales de expansión del gasto, cuyo potencial reactivador se apaga. En este caso, buena parte del gasto público, ahora se tiene que financiar con mayor endeudamiento. Adicionalmente, estamos observando con profunda preocupación un Estado agresivo, tomando cada vez más presencia en la economía haciéndose de empresas del sector privado, lo que agravará sin duda el comportamiento del sector manufacturero. ✍ Econ. César Aristimuño Presidente de Aristimuño Herrera & Asociados REGRESAR |