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En la lista de peticiones que Ana Jadranka hizo al Niño Jesús, la libertad de su padre estaba en primer lugar. Entregó el documento a su madre que, a su vez, se la hizo llegar su esposo, el capitán Otto Gebauer, preso desde el 10 de noviembre de 2004 en un calabozo de la cárcel de Ramo Verde, donde purga condena de 12 años, 6 meses, 22 días y 12 horas por el delito de desaparición forzada del presidente Hugo Chávez, ocurrida durante los días del 11-A.
Ana, de 8 años de edad, almorzó con sus padres el 24 de diciembre y los regalos que pidió aparecieron cerca de la mesa, horas antes de terminar la visita.
A pesar de que desde que realiza este ritual tenía 3 años, Ana y su madre Ana Mercedes no se acostumbran a abandonar la cárcel cada 24 de diciembre por la tarde dejando al capitán Gebauer en prisión.
'Hemos aprendido a valorar estos momentos que parecen tan triviales en cualquier familia normal', dice la señora Gebauer, que además es la abogada defensora de su esposo.
Debido a su buena conducta y a que ya cumplió un tercio de la pena, el militar retirado fue objeto de una medida de régimen abierto que le permitió salir a trabajar durante el día, pernoctar en la cárcel e ir a su casa los fines de semana. Pero eso duró muy poco, apenas dos meses.
'Todo lo que sea beneficios para los prisioneros políticos está afectado por el retardo procesal y la carencia del debido proceso', agrega Ana Mercedes Gebauer.
El capitán era miembro del Batallón Caracas durante los sucesos de abril de 2002. Por ser el único oficial con estudios de postgrado sobre Derechos Humanos, le fue encomendada la vida de Hugo Chávez Frías.
Hoy a las 11:00 de la mañana, su esposa Ana Mercedes Peteh estará presidiendo la ceremonia de bautizo del libro Yo lo vi llorar, escrito por Otto Gebauer, en un acto que tendrá lugar en el Colegio de Ingenieros.
'Mi esposo no está pagando condena por los delitos que se le imputan, sino porque fue testigo de la inapropiada conducta seguida por Hugo Chávez los días 11, 12 y 13 de abril de 2002', afirma la señora Gebauer.
En El Helicoide. Algo similar a lo que pasaba en Ramo Verde, se presentaba en El Helicoide.
María del Pilar de Simonovis se estremeció cuando sonó el timbre de salida de la visita, a las 5:00 de la tarde del 24 de diciembre.
Poco a poco fueron levantando la mesa y se despidieron del comisario Iván Simonovis. Es el sexto año de separación familiar y todavía quedan otros muchos por delante, antes de que haya cumplido una parte sustancial de la sentencia de 30 años a la que fue sometido.
Cuando abandonaban la mole de concreto, ubicada en el suroeste de Caracas, abrumadas por ese encuentro de emociones que provoca la Navidad, Bonny, como se le conoce a la esposa de Simonovis, y su hija Ivanna se tomaron de la mano y la pequeña le dijo: 'Lo único que le pido al Niño Jesús es que un día pueda venir aquí y traerme a mi papá conmigo'.
Este ex funcionario, así como Lázaro Forero y Henry Vivas, comienza a padecer de afecciones propias de un enclaustramiento tan severo que solo le permite ver la luz del sol seis horas al mes.
La Corte de Apelación del Circuito Judicial del estado Aragua deberá estudiar un recurso de más de 2.500 páginas en contra de la sentencia a 30 años de presidio a la que fueron condenados los comisarios y 6 policías más.
La historia se repite en otras cárceles como Santa Ana del Táchira, donde está detenido Gustavo Azócar, periodista y dirigente regional de Un Nuevo Tiempo.
'La verdadera Navidad no llegará a Venezuela hasta que brille la luz de la justicia', dijo Azócar desde la prisión.
Juan Fernández y Horacio Medina enviaron sus regalos de Miami donde viven en el exilio. REGRESAR |
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