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Han pasado poco más de dos meses del segundo cierre de la planta televisiva y cada día se agudiza más la zozobra en la esquina de Bárcenas. Quienes todavía están en la nómina de RCTV Internacional lo comentan en los pasillos en voz baja o a los amigos fuera del edificio: 'Cada vez que suena el teléfono nos da terror que la llamada sea para decirnos que hasta hoy trabajamos aquí'.
Así están las cosas después de que varios trabajadores emblemáticos de la televisora se despidieron porque la empresa no podía costear sus honorarios.
Así siguen las cosas luego de que Radio Rochela bajó el telón para siempre, después de 50 años de transmisión.
El 24 de enero fue sacada de la parrilla de las cableoperadoras la señal de RCTV Internacional por no sumarse a la cadena presidencial. Hasta ese día, el antiguo canal 2 llevaba tres años transmitiendo sin señal abierta, desde que el Gobierno decidió no renovarle la concesión.
La nueva medida ha afectado a cerca de 1.500 trabajadores. Los empleados todavía no han sacado las cifras de cuántos se han ido desde enero, pero sí manejan una variable estadística: cada semana se despide al menos uno en cada departamento.
A pesar de laborar en una atmósfera tan enrarecida, se resisten a abandonar la pelea. Al contrario, decidieron continuar las actividades de protesta para sensibilizar a la gente, mucho más allá de su público televidente.
'La bandera ya no es sólo RCTV. Ahora queremos crear una conciencia ciudadana para exigir nuestros derechos a tener seguridad, libertad de expresión, trabajo. Nuestra meta es sumar voces para defender nuestro derecho a vivir tranquilos en Venezuela', afirma una de las que lidera las manifestaciones de los trabajadores, Lucy Bejarano.
Entre las actividades que convocan están recorridos por calles y distintas estaciones del Metro de Caracas, para mantener su visibilidad y para conversar con los transeúntes sobre los problemas comunes del país. 'Buscamos que no se nos criminalice por opinar distinto.
Apostamos a que podemos coexistir a pesar de nuestras diferencias', insiste Bejarano. REGRESAR |
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