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Pin tras pin las amas de casa caraqueñas se informan de la existencia de un producto escaso, dónde llegó la carne o el mazeite, buscan la harinapan, se avisan sobre algún lugar donde el tomate o la cebolla están en oferta. 'Elena baja que hay carne en unicasa, pásale un Pin a Mireya'. 'Corre, hay harinapan ...', 'hay leche en...'. Es así como el Blackberry se ha convertido en un auxiliar indispensable del fogón hogareño, un apoyo a la microeconomía en estos tiempos de escasez y alta inflación.
La práctica de las amas de casa venezolanas de correr la voz sobre una buena oferta que le permita estirar el presupuesto familiar, es una tradición forzada por la permanente inflación en que ha estado el país desde tiempos de la Cuarta y que ha crecido cual yerbamala en la Quinta. En aquella época el aviso llegaba vía teléfono fijo (los celulares de entonces pesaban mucho en la cartera). Ahora es vía Pin: 'Hay mazeite en...'.
Pero también están escasas las divisas. Muchos servicios que nos proporcionan proveedores extranjeros, como el de la empresa canadiense Research in Motion, RIM, que deben ser pagados en dólar, pueden verse afectados, pues el monto máximo por empresa para la adquisición de la divisa verde ha sido fijado por el nuevo sistema de bandas cambiarias, Sitme, en 300 mil dólares al mes, tres millones 600 al año, un monto de largo insuficiente para las grandes operaciones de las compañías telefónicas nacionales que se valían del permuta para pagar éste y otros servicios como larga distancia y roaming internacionales. En Venezuela hay un millón 500 mil usuarios del servicio de conectividad Blackberry.
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