Cuando frente a un caso tan escandaloso como el de los 2.000 contenedores llenos de comida podrida, el teniente coronel Chávez es capaz de decir con desparpajo e impunidad, 'a mercal ni a pdval le quitan lo bailao'. Cuando frente a una de las mas bochornosas evidencias de corrupción como esta, el ministro Ramírez, tiene las bolas de decir 'pusimos a nuestros mejores hombres en pdval', y los felicita por el éxito obtenido, estamos obligados a preguntarnos, si no será que lo que de verdad está podrido es el país. Se sabe con exactitud los mecanismos utilizados, los organismos involucrados y los nombres y apellidos de los participantes en este crimen. El resultado es la destitución del denunciante, y uno que otro aspaviento rápido y pasajero que permita que todo siga igual. Lo ocurrido es parte del proyecto totalitario de Chávez, quien necesita destruir el aparato productivo nacional, para arrodillar al ciudadano y convertir a Venezuela en un país de pordioseros que viva de los mendrugos que el Estado le reparta. Para quebrar a los productores nacionales, enriquece a los productores extranjeros. Autoriza destinar millones de dólares a la importación de alimentos y esto ocurre sin licitación o control de ningún tipo.
Para eso inventa otra farsa, con cinismo la llama 'seguridad alimentaria'. Al socaire de esa 'seguridad', se hacen grandes negociados y muchos 'revolucionarios' -cuyos nombres conoce perfectamente Chávez- se hacen millonarios en nombre del pueblo. Pero es que van años de corrupción desembozada. Van años de contubernio con la guerrilla colombiana, permitiendo que atente contra el Estado venezolano, y a lo largo de la frontera común, el sicariato, la vacuna, el secuestro, mantengan en estado de sitio a los compatriotas que allí viven. Son muchos años durante los cuales Chávez no para de mentir descaradamente, de violar la Constitución, destruir las instituciones del Estado, comprometer la seguridad y defensa de la nación, y permitir que grupos terroristas bien armados actúen impunemente para amedrentar al país opositor. Son años dilapidando la renta petrolera, quebrando las empresas asaltadas por el régimen. Por eso hay que preguntarse qué ocurre con un país que frente a esto y otros terribles dramas cotidianos, a la posibilidad cierta de perder, no ya la vida, sino la libertad, es capaz de idiotizarse ante un mundial de fútbol, y es incapaz de sentir la necesidad urgente de incorporarse a la lucha democrática.
Las elecciones legislativas del 26 de septiembre requieren, que ante los abusos de poder de Chávez, sus mentiras encadenadas, el robo de los dineros públicos para hacer campaña, el país democrático luche. Dentro o junto a los partidos políticos, en su barrio, urbanización, gremio, sindicato etc, la responsabilidad no es del otro, es de nosotros mismos. Después de 11 años de barbarie eso de ni-ni sólo beneficia a Chávez. La mesa cumplió un gran papel, ya tenemos candidatos unitarios en todo el país, ahora toca salir a decirle a cada venezolano qué hay que hacer para rescatar a Venezuela. Y hay que hacerlo ya. REGRESAR |
